Frutos exóticos del mundo

Ya no es novedad que internet ha globalizado el planeta y, entre sus millones de páginas, nos permite conocer los distintos frutos y frutas que crecen en las regiones más diversas y podemos considerar como exóticos, por desconocidos, aunque sean consumidos desde siempre por los pueblos que los cultivan y cosechan. Así, viajaremos por el mundo para descubrir, de la A a la Z, esos productos extraños, y asombrarnos con sus usos, propiedades y apariencias, a veces de lo más extravagantes.

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Rosella (Hibiscus sabdariffa)

Conocida también como flor de Jamaica o hibiscus, es una planta que crece en los climas cálidos y tiene unas hermosas flores de color carmín. Originaria de África, desde Egipto hasta Senegal, se cultiva con éxito en México, América Central y Sudamérica, así como en el sudeste de Asia. La rosella es pequeña, con forma de morrón, roja por fuera y blanca por dentro. La pulpa, muy dulce, suele utilizarse para hacer mermeladas. La forma más tradicional de consumo es como agua de rosella, conocida también como agua de Jamaica en los países centroamericanos. Aunque también se puede beber como infusión, e inclusive es posible encontrarla en ciertos tipos de cervezas.

Ruibarbo (Rheum rhabarbarum) 

Botánicamente es una verdura, pero en los años 40 fue designado en los Estados Unidos como una fruta y así se ha venido considerando hasta ahora. De él solo es comestible el tallo, parecido al del apio, y compuesto de brillantes colores verde y rojo. Sus raíces y hojas contienen ácido oxálico en grandes cantidades, siendo este muy tóxico, por lo que no se deben de consumir en ninguna preparación. El origen del ruibarbo es asiático, allí lo utilizaban exclusivamente con fines medicinales pero, posteriormente, fue introducido en Gran Bretaña y los Estados Unidos, donde se integró plenamente en su cultura gastronómica formando parte en multitud de platos sobre todo de repostería. En los Estados Unidos se utiliza frecuentemente en la elaboración de los famosos pasteles pie, pero también en dulces y mermeladas, pues su sabor ácido hace que combine a la perfección con generosas cantidades de azúcar. Los británicos lo usan con jengibre para mejorar su sabor y, frecuentemente, va unido a la naranja y otras frutas. Además, su época de recolección coincide con la de la frutilla, por lo que es habitual verlo en unión a esta fruta, sobre todo en los crumbles al horno.

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Salak (Salacca malacca) 

Nativa de Indonesia, se la llama también fruto de la serpiente por las características de su cáscara. En su exterior es escamosa, de color marrón-rojizo, áspera y con una especie de “pinches”; en su interior es bastante particular también, de sabor similar a la piña, dulce y algo amarga al mismo tiempo, pero más crujiente. Actualmente, su cultivo se extendió por todo el sudeste asiático, en países como Tailandia, Singapur y Malasia, y es muy consumida en los Estados Unidos y Japón. En Tailandia, el salak se consume como bocadillo por las calles. El interior de esta fruta es de color blanco-amarillento y está dividido en tres lóbulos (similares a los dientes de ajo), cada uno con su semilla (similar a la del aguacate). Si bien su sabor es similar al de la piña, y tiene un aire a los cítricos, su textura y humedad particular lo harán experimentar un mundo nuevo de sensaciones si tiene la oportunidad de probarlo. Debe tener mucho cuidado al pelar esta fruta porque es muy fácil pincharse las manos.

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