¿Fondo liso o cóncavo?

¿Cuál es la relación entre la cavidad del fondo de la botella (o, como la llamo yo, “culo de la botella”) y la calidad del vino? Voy a tratar de explicar el verdadero origen de esa cavidad y desvelar los mitos que han surgido, porque hasta hoy en día escucho –e inclusive veo– que las personas hablan de ello cuando compran vinos en los supermercados o tiendas.

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Los mitos alrededor de la cavidad inferior de la botella de vino son diversos. Uno de los que más prosperó hasta hoy dice que “cuanto más honda y cóncava, mejor es la calidad de la bebida” (teoría 1). La explicación para ello estaría en el hecho de que los grandes vinos, con el tiempo, producen borra (solidificación de elementos dentro del vino) y esa reentrada en el vidrio serviría para que los sedimentos se depositen allí, así que funcionaría como un decantador. Pero por más romántica que sea esa leyenda, no se sostiene, ya que al servir el vino y poner la botella en posición horizontal, esa borra sería removida y automáticamente se confirma que la teoría 1 no tiene sustento.

El origen

La cavidad en el fondo de las botellas de vino es un asunto controvertido e inconcluso. Hay varias teorías en torno a la razón por la que existe, que van desde la facilidad para ejecutar el servicio de vino (teoría 2) hasta la ilusión óptica que hace parecer que hay más líquido en el interior de lo que realmente contiene (teoría 3), ya que la botella es más alta que la que tiene el fondo chato. Pero las razones más plausibles están relacionadas a los orígenes del proceso de producción de las botellas.

La explicación más aceptada es que se formó originalmente cuando las botellas todavía se hacían con la técnica de soplado del vidrio caliente. Mientras alguien soplaba y trabajaba la masa de vidrio, la pieza era sostenida por la base por un puntal (un vástago de metal de formato convexo) y eso hacía que, una vez cortado el vidrio, se introduzca para adentro ese puntal, ya que si quedaba para afuera, la botella no podría sostenerse por no ser de fondo plano.

No se sabe si esa cavidad tenía alguna función específica en la época, además de ser solo resultado de la forma en la que el vidrio era trabajado. Sin embargo, hay quienes sostienen la hipótesis de que esa reentrada ayudaría a las botellas antiguas, cuyos formatos podían variar bastante, a quedarse de pie (teoría 4).

A pesar de ello, en esta misma línea hay una teoría un poco más creíble y es que esa cavidad se hacía para aumentar la capacidad del vidrio de soportar la presión interna del líquido (teoría 5). O sea, se habría “inventado” esa concavidad en el fondo de las botellas para los vinos espumosos; tal vez, los champanes tan apreciados por los ingleses, quienes fueron los primeros en desarrollar botellas de vidrio a escala comercial. Así, la cavidad serviría para aumentar la resistencia del vidrio, gracias al aumento de la superficie de contacto de la bebida bajo presión. Esto también disminuiría la resonancia del cristal y, por lo tanto, la posibilidad de rotura durante el transporte… Hasta ahora, la teoría 5 es la más sostenible.

Nuevas botellas

La técnica de fabricación de las botellas ha evolucionado mucho en los últimos años, la cual hace que el fondo hundido ya no sea más necesario para que el vidrio soporte la presión, por lo que las botellas de vino no necesitan más de esta forma. Actualmente hay diversos modelos con fondo liso en el mercado, incluyendo espumantes y champanes. Sin embargo, aún vemos botellas de vino con el culo hundido en el mercado paraguayo, incluso de procedencia argentina y chilena. Hoy, la mejor explicación sería mantener la tradición o el elemento de marketing en la teoría 3, que hasta en la actualidad muchos consumidores caen en ella.

¿Y por qué hay botellas en las que esa concavidad es más pronunciada que en otras? La respuesta, definitivamente, no pasa por la calidad del vino y, probablemente, está en el formato de la botella. A pesar de existir cierto estándar de producción, las botellas pueden variar de formato. Lo que no puede variar, según las leyes, es la cantidad de líquido dentro de ellas. Por lo tanto, es probable que en una más alta y fina, la cavidad inferior sea mucho mayor, y en una más baja y ancha, menor. Para obtener mejores resultados de marketing, todo se juega en lo visual.

Hoy en día, mientras más baja, fina y liviana sea la botella, es mejor apreciada por los consumidores, ya que son más ecológicas debido a que utilizan menos energía para ser fabricadas, son más fáciles de trasportar y en todo el proceso emiten menos CO2, para llegar a las manos del consumidor final. Pero bueno, eso es algo de lo cual los paraguayos aún son muy poco conscientes.

Una botella es una botella; es siempre de vidrio y contiene 750 ml de vino. El culo de la botella no le aporta nada más y, “colorín colorado”, acaben con las teorías.

Apreciados lectores, ¡salud! y hasta el próximo sábado.

oligayet@hotmail.com

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