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La prueba más palpable de ello es que muchos conocen la forma de vida de los franceses, personas sedentarias, fumadoras y apasionadas por la buena comida (no siempre sana, pero sí rica). Ellos nunca fueron lo que llamamos un modelo de persona saludable, pero hasta hoy en día son los que tienen la mayor expectativa de vida (81 años), contra los 78 de los estadounidenses, los 79 de los alemanes o los 79 de los británicos, y todo esto debido a beber una o dos copitas (consumo regular y moderado) de vino con cada comida, para ayudar al cuerpo a mantenerse saludable.
Datos saludables
¿En qué ayuda exactamente el vino? En el buen funcionamiento de los órganos vitales humanos, primeramente previniendo las enfermedades del corazón y los problemas cardiovasculares, pudiendo reducir los mismos hasta en un 60 % con respecto a la persona que no consume vino tinto de forma regular y moderada. También combate el envejecimiento prematuro de las células. Los flavonoides que se encuentran en la piel de las uvas como pigmentos, que le dan el color a la misma, tienen propiedades antioxidantes que combaten la acción de los radicales libres en las células, que son los que producen las enfermedades que aparecen cuando uno envejece. Los flavonoides actúan en la estabilidad de las paredes de los vasos sanguíneos, disminuyendo la acumulación de las placas de grasa.
Los polifenoles y antocianos –también encontrados en el vino– actúan en la misma área, reforzando aún más los efectos positivos del vino.
En varios estudios realizados por científicos y universidades, los especialistas pudieron constatar que en los lugares en los que el consumo per cápita de vino es mayor, la mortalidad por enfermedades cardiovasculares es menor. Según la OIV (Organización Internacional del Vino y Viñedos), los franceses beben, en promedio, 50,5 litros de vino por año, contra los 8 litros por año de los ciudadanos de los EE. UU., donde sí hay mayores problemas de salud cardiovascular.
Últimas novedades
Ya son tantos los científicos trabajando alrededor del vino que poco a poco van descubriendo nuevos beneficios, como este último descubierto hace menos de un año y que, específicamente, es sobre el champán. El vino tiene más de 200 diferentes componentes que pueden servir como tratamiento para distintas enfermedades; uno de estos es el resveratrol, que se encuentra principalmente en el champán. Este tiene la capacidad de neutralizar los efectos tóxicos de las proteínas ligadas al alzhéimer. Se comprobó que el consumo diario de una copa de champán neutraliza la aceleración de esta enfermedad con gran eficiencia. Además, el resveratrol tiene propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas capaces de disminuir la incidencia de tumores e inhibir que aparezcan algunos tipos de cáncer, como el de próstata y de esófago.
La medida es fundamental
Pero bueno, lo digo bien y fuerte: siempre estamos hablando del consumo regular y moderado. Sabemos que el consumo en exceso de alcohol es dañino para la salud y varios órganos del cuerpo humano, y no por consumirlo en cantidad algún tipo de milagro ocurrirá.
A todo esto, lo mejor es ayudar, como siempre, con una dieta en la que la materia grasa sea vegetal (aceite de oliva), y se consuma carne baja en grasas, pescados, muchas verduras y legumbres (que tienen muchos componentes saludables, al igual que el vino) y poca azúcar. Lo que llamamos “Dieta Mediterránea” ayuda mucho para llevar una vida más saludable y, sobre todo, duradera.
Preciados lectores, sigan mis consejos, después de todo en chipá y asado de esta Semana Santa. ¡Salud a todos! y hasta el próximo sábado.
oligayet@hotmail.com