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El aporte de una cucharada de mermelada en una salsa puede convertir una receta cotidiana en un plato de lujo, más aún si la mermelada es casera. Hoy vamos a ver de qué forma podemos aprovecharlas en la cocina.
1 En ensaladas. Las mermeladas son ideales para preparar salsas agridulces, incluso vinagretas. De hecho, esta es una manera estupenda de aprovechar hasta lo último que queda en un frasco: vertemos en su interior un poco de aceite de oliva y vinagre, añadimos un toque de especias para dar notas de sabor, tapamos y agitamos hasta que se mezcle bien. Con esta vinagreta conseguiremos mejorar las ensaladas más simples, sobre todo, las de hojas verdes. Otra opción es mezclar la mermelada con un poco de aceite, un toque de kétchup, una pizca de salsa tabasco, un chorrito de jugo de naranja, y conseguiremos así una salsa barbacoa muy rápida y sabrosa para acompañar carnes asadas a la parrilla.
2 Con carnes. Hay parejas célebres de la literatura gastronómica que se untan en mermeladas desde el magret y el confit de pato, hasta el entrecot y el lomito vacuno, sin olvidar alguna pieza de cerdo. Pero no estamos pidiendo tanta audacia a nuestros paladares sudamericanos. Sí es bueno probar cuando cocinamos carnes a la plancha, a las brasas o al horno, el añadido de un hilito de mermelada reducida entre sus guarniciones y salsas de acompañamiento. Las de duraznos, ciruela o naranjas quedan muy ricas, puesto que son refrescantes cuando se untan sobre el bocado de carne.
3 Con pescados. El uso de mermeladas frutales no es tan común con los pescados, sin embargo, podemos destacar la mermelada de limón. El punto ácido de este cítrico marida bien con los sabores del mar. Los más atrevidos pueden elaborar una mermelada de tomate y ajo, muy adecuada para acompañar un pescado asado. Las mermeladas de duraznos o damascos, con un toque de jengibre, también pueden ser buenas opciones para acompañar pescados o carnes blancas, como cordero, aves y hasta con asados de cerdo.
4 Con quesos. La combinación del dulzor de las mermeladas con el sabor salado del queso es deliciosa. Por eso es tan interesante colocarlas como opción para untar en una tabla de quesos. Con otros quesos untables, como el queso crema y la ricota, resulta una combinación más que interesante.
5 Con patés. Las mermeladas se pueden utilizar para contrarrestar sabores más grasos; por ejemplo, acompañando a los patés de hígado. En Francia es muy común servir foie fresco, ligeramente dorado a la plancha con una reducción de mermelada de uva o frambuesa.
6 Como base de una tarta. Muchas veces hemos precocinado la masa que servirá de base de una tarta. En ese momento se puede untar con mermelada antes de cargarle el relleno. Esto aplica también a las masas de hojaldre compradas.
7 Como cobertura o relleno de una torta. Muchas veces, no tenemos dulce de leche y optamos por cubrir la torta, o rellenarla con la mermelada que tengamos a mano. Pero como salsita, cubriendo un cheesecake casero, ¡es casi indispensable!