El respeto a nuestras costumbres

La Semana Santa siempre fue una tradición muy respetada en el Paraguay, especialmente en la campaña. Generalmente, el trabajo comienza durante la Cuaresma, cuando se empieza a preparar el mandi’o kyty, el almidón casero para la preparación de las chipas.

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El Martes Santo se cocina el maíz, se molina, se prepara el suero, se acarrea la leña para el tatakua, se recolectan y se cuentan los huevos, se empiezan a cortar las hojas de banano y se controla que todo esté listo para el día siguiente. Según la tradición, esto es para que la chipa tenga buena tyraporã, buenos ingredientes, y cantidad suficiente de queso y huevos.

El Miércoles Santo, desde tempranas horas, ya se empieza a preparar la chipa. Generalmente, se preparan 10, 15 o 20 kilos de chipa, es decir, una cantidad abundante porque todos los amigos y los familiares deben tener su respectivo chipa lopi, ya sea argolla, karapã, palomitas, o la forma que se desee. Se mantiene la chipa en canastos, envuelta con mantel de ao po’i o con una tela limpia, y se tapa para repartir al día siguiente.

El Jueves Santo se acostumbra a hacer el karu guasu, es decir, la última comida abundante antes del ayuno. Generalmente se prepara cerdo, carne vacuna, aves o animales que uno cría ya en su casa pensando en que serán faenados en semana santa. Todo se cocina en el tatakua o a la parrilla. Se trabaja en familia, las señoras preparan las masas, los niños dan forma a las chipas, los varones hacen el fuego y cocinan en el tatakua o la parrilla. Se come la sopa paraguaya y carnes asadas, so’o ka’ê (carne de vaca), ryguasu ka’ê (gallina), ype ka’ê (pato al horno) acompañadas con mandioca hervida y chipa.

El Jueves Santo también ya se piensa en el ayuno del día siguiente, por lo tanto, las señoras preparan el rora y el mbaipy para los adultos, y la crema o arroz con leche, para que coman los miembros de la familia que no ayunan, por ejemplo los niños y los ancianos.

El Viernes Santo no se acostumbra a encender fuego ni tocar cuchillos ni hacer tareas de la casa, ya que se dedica exclusivamente a hacer la visita al cementerio, a orar por los parientes difuntos, o a visitar las siete iglesias como indica la tradición. 

Antes de que salga el sol, el Viernes Santo se acostumbra a sacar agua del pozo y darse un baño, porque se la considera agua bendita. Los niños tienen prohibido correr, gritar y hacer mucho barullo, ya que es el día en que Jesús fue crucificado y la familia se dedica a las actividades religiosas. Los adultos solo comen chipa y cocido, o el rora, o arroz kesu, siempre comida sin carne.

El Sábado Santo se evita la carne vacuna y se prepara un caldo liviano de gallina. La familia se prepara para asistir a la misa del gallo con sus respectivas velas y agua, que serán bendecidas durante la misa.

El Domingo de Pascua se dedica a visitar al padrino y la madrina, “a pascuar”, como se dice en el campo, llevándole el ryguasu ka’e˜ y sopa paraguaya, todo sobre una ajaka envuelta en un mantel de ao po’i blanco, almidonado. A cambio, los ahijados reciben algún jopói o regalo, que generalmente son dulces o juguetes. El domingo se vuelve a preparar una comida abundante con sopa y carnes varias.

El regalo de pascua

Colocar en un ajaka un mantelito de ao po’i o encaje ju blanco, bien almidonado, y encima poner el ryguasu ka’e˜, dos chipa argolla y unas porciones de sopa. Con este regalo, el ahijado visita al padrino y la madrina para saludarles y desearles unas felices Pascuas de Resurrección. Los padrinos, por su parte, les retribuyen con regalos.

anamagomezs@hotmail.com

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