El pollo al chilindrón

Es uno de los platos más famosos de la gastronomía española. Debe su nombre a la salsa característica que lo acompaña, tradicional de Aragón, zona productora de tomates y pimientos.

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Se dice que en su origen el chilindrón era un juego de cartas muy popular en las tabernas aragonesas (concretamente de Teruel) y, aparentemente, el ganador de este juego decidía quién pagaba la comida: un guiso llamado “chilindrón”. Este plato pronto se extendió hacia zonas limítrofes como Navarra, La Rioja y el País Vasco, convirtiéndose en un plato muy popular y emblema de la gastronomía española.

Una salsa especial

Su nombre se debe a la salsa chilindrón, una preparación muy típica de la parte nororiental de España, y la receta original puede cambiar con facilidad de protagonista: podemos encontrarla hecha con carne de conejo, pollo, cordero e, incluso, paloma, todos con la denominación añadida al chilindrón.

El color rojizo que toma la salsa se debe al contenido de licopeno (colorante natural rojo) del tomate y los pimientos que se utilizan en su preparación. Además, lleva abundante ajo, cebolla y unos cubos de jamón crudo o panceta.

Es un plato que se solía preparar hacia finales de primavera y durante el verano, ya que los ingredientes de la salsa se recolectaban en esta época. Tradicional y sencilla, esta receta nunca falta en ningún recetario de cocina española. En general, se acompaña con una ensalada y un montón de papas fritas, casi tantas como pollo. La salsa se unta con pan casero recién horneado. Sabrosa y económica, es una receta de bajo costo, que nunca falta en la mesa familiar.

1 pollo de 2 kg

2 locotes

1 locote rojo

2 cebollas

2 dientes de ajo

1 hoja de laurel

125 g de salsa de tomate

100 g de jamón crudo

Aceite de oliva virgen

Sal y pimienta

1. Trocear el pollo, lavarlo bien y dejar escurrir. Salpimentar.

2. Cortar las cebollas, los locotes y el jamón en cubos. Pelar los dientes de ajo y laminarlos.

3. Poner a calentar una cacerola con aceite de oliva. Cuando esté caliente, colocar los trozos de pollo y los cubos de jamón junto con una hoja de laurel.

4. Freír a fuego suave, no demasiado fuerte, para que se vayan dorando bien por todos lados. Remover de vez en cuando para que no se quemen. Cuando estén bien fritos, sacarlos y reservarlos en un plato.

5. En la misma cacerola, sofreír las cebollas, los ajos y pimientos, añadiendo más aceite de oliva si hiciera falta. Agregar un puñadito de sal para ayudar a que se rehoguen bien y dejar a fuego medio, removiendo de vez en cuando.

6. Cuando comiencen a tomar color, verter la salsa de tomate en la sartén, bajar el fuego y dejar cocinar 10 min, para que el tomate espese un poco.

7. Volver a colocar los trozos de pollo, y el jamón, mezclar bien con el tomate y los demás ingredientes, rectificar los condimentos y mantener a fuego suave otros 25 o 30 min, para que el tomate termine de cocinarse y el pollo vaya tomando todos los sabores. Servir bien caliente.

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