El origen de los caramelos

Al comienzo se usaban como una forma de dar medicamentos a las personas enfermas, luego fueron una golosina asequible solo para los más adinerados. Hoy, los caramelos endulzan los paladares de millones de personas en todo el mundo. Esta es su historia.

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En general, se cree que la idea de un dulce fue concebida por primera vez por los hombres de las cavernas, a quienes les gustaba comer panales de miel y lamer la miel de las colmenas. Los hallazgos confirmaron que nuestros ancestros utilizaron la miel como conservante para otros alimentos que se echaban a perder más fácilmente. Para facilitar el acceso a la comida pegaban un trozo de madera a la miel, o conservaban frutas, nueces u otros alimentos sumergidos en miel. La consumían luego lamiendo o mordiendo. Los egipcios, los chinos, los indios, la gente de Medio Oriente y luego los griegos y los romanos combinaban frutas y nueces con miel para hacer dulces. Se cree que los primeros dulces se consumieron como un tipo de tratamiento médico para los problemas digestivos.

A medida que la civilización comenzó a desarrollarse y cuando se descubrió el procesamiento del azúcar, se convirtió en un producto altamente comercializado.

Durante la Edad Media los dulces de azúcar tenían un precio alto, lo que los convertía en un manjar disponible solo para los ricos. Durante el mismo período, el azúcar se clasificó como una droga que fue considerada como la cura para muchas enfermedades y fue vendida por los boticarios.

Fuente de energía

Los caramelos nacen a raíz de la necesidad del hombre por encontrar un alimento ligero que sirviese de sustento para los viajes. Los primeros dulces, creados con pulpa de fruta, cereales y miel, servían a los viajantes y mercaderes para soportar los largos trayectos y proveerse de energía rápidamente. Ya en tiempos de Noé, los viajeros preparaban una pasta dulce y jugosa con pulpa de fruta y cereales pulverizados, incluso los antiguos egipcios preparaban sus caramelos mezclando miel y fruta, y moldeándolos de muy diversas formas.

La historia del caramelo comenzó con los médicos sumerios, que recomendaban a sus pacientes, para el alivio de las indigestiones, una especie de pastilla dulce hecha a partir de un extracto de menta, bicarbonato y miel, con lo que se conseguía neutralizar la acidez. Así, estos primeros sucedáneos del caramelo nacieron en la frontera de la medicina y la golosina, para facilitar la ingestión del medicamento.

Un segundo paso en esta historia se dio en el año 1000 a.C. en Egipto: la pastilla contra la tos. La producían los confiteros, no los boticarios: eran los primeros caramelos duros de la historia. Al respecto de cómo eran los caramelos en sus orígenes, existe bastante documentación e ilustraciones que remontan la historia del caramelo al Antiguo Egipto. Concretamente a los confiteros de Ramsés II el Grande, hace tres mil trescientos años, y que ya eran caramelos duros con sabor a fruta, hierbas y especias. Al ser eficaces contra la tos, alcanzaron el favor popular. Se sabe que los médicos egipcios de la XX Dinastía, hacia el final del llamado Imperio Nuevo, hace más de tres mil años, recetaban pastillas o caramelos duros como remedio casero para la tos, ya que se había comprobado que era un buen remedio natural para la garganta a la vez que la humedecían calmando los accesos: estaban hechos con miel, menta piperina, todo tipo de hierbas y especias, añadiéndose luego los cítricos. 

Como el azúcar no era un producto conocido por el mundo mediterráneo antiguo, los caramelos se endulzaban con miel. Los zumos y jugos vegetales eran convertidos en una sustancia viscosa y sometidos a un proceso de secado, fueron la primera materia prima para hacer caramelos de higos, dátiles, nueces y especias. A estos primeros caramelos de la historia se les daba forma en pequeños moldes, y luego se los coloreaba de manera llamativa para atraer la atención del consumidor. Los primeros dulces, creados con pulpa de fruta, cereales y miel, servían a los mercaderes para soportar largos trayectos y proveerse de energía.

Curiosamente, los griegos y romanos, a pesar de ser pueblos que eran más amigos de lo salado que de lo dulce, consumían caramelos, aunque no los daban a los niños, sino a ciertos enfermos.

El azúcar

Fue en la India donde surgieron las primeras golosinas basadas en caña de azúcar, de allí procede el descubrimiento de usar azúcar para elaborar caramelos, allí se produjo por primera vez azúcar sólido. El caramelo de azúcar fue inventado por los indios alrededor del año 250 de nuestra era. 

Fueron los comerciantes de la India y Persia los que llevaron los primeros caramelos a Europa, donde tuvieron un uso farmacéutico al mezclarlos con hierbas amargas, por lo que se usaron como pastillas para quitar la tos. Solo los ricos y los reyes podían darse el lujo de consumir este remedio, pues durante los siglos 15 y 16 el azúcar tenía un precio realmente elevado.

El término caramelo procede del descubrimiento de la caña de azúcar, también llamada «caña de miel», que en latín era denominada como canna melis, que finalmente derivó en «caramelo». Las primeras referencias literarias de lo que llamamos caramelos hoy dan evidencia a sus antiguas raíces y perdurables cualidades. En el 1200, el poeta persa Jalai ad Din Rumi hace referencia a la golosina más de una vez. En 1584, un escritor inglés declaró: “El azúcar blanco no es tan bueno para la flema, como el caramelo de azúcar”. Incluso Shakespeare hace referencia al caramelo por sus ventajas terapéuticas para calmar la garganta de los que hablan demasiado, en su obra Enrique IV (1596).

El problema fue que durante siglos fue un producto de lujo no alcanzable por cualquiera. Los caramelos, tal y como hoy los conocemos, tardaron en aparecer. A mediados del siglo XIV comenzaron a elaborarse caramelos de azúcar en Venecia. Hasta el XVI se vendieron en farmacias o especierías, como productos caros que eran, asequibles solo a la nobleza y burguesía. 

Trescientos años más tarde, cuando los precios bajaron, los dulces comenzaron a consumirse por toda Europa. Fue durante ese tiempo en el que se comenzaron a abrir las primeras tiendas de fabricantes de dulces, donde se daba forma a cada pieza a mano. Aquel primer caramelo moderno empleaba ya el azúcar como ingrediente principal. Estaban hechos en un proceso sencillo: se licuaba o hervía el azúcar (parecido a como se hace el caramelo líquido) que, hecha una pasta almibarada, se derramaba sobre los moldes a los que antes de que la masa se solidificara se le añadían nueces o frutas que se moldeaba en diferentes formas. Posteriormente se cortaban en pedazos de diversos tamaño tras aromatizarlos con esencia de limón, rosa, violeta, etc. También solían mezclarse con sustancias medicinales, como el malvavisco, el romero o la menta. Así se elaboraron hasta el siglo XVIII, cuando aparecieron las primeras máquinas que hacían caramelos. 

A principios del siglo XIX, después del descubrimiento de la remolacha azucarera y el avance de la era mecánica, la fabricación de dulces se convirtió rápidamente en una industria y comenzó a introducir una variedad de sabores en la mezcla. Dado que los dulces ya no eran hechos a mano y comenzaron a ser producidos en masa, estaban disponibles por primera vez para todas las personas.

La era moderna

Fue ya en 1850 cuando los Estados Unidos comenzó con la producción industrial de caramelos, y mejoró su calidad estética con la adición de colorantes y aromas que les dieron un atractivo más comercial. A mediados del siglo XIX, se construyeron más de 380 fábricas en los Estados Unidos para fabricar dulces. La mayoría de ellas producían caramelos duros individuales que luego se vendían sueltos. Los caramelos duros, como la menta y las gotas de limón, se hicieron muy populares en los Estados Unidos. Sin embargo, Inglaterra fue el primer país en fabricar caramelos duros en grandes cantidades, y en la Gran Exposición del príncipe Alberto de Londres en 1851, una gran variedad de dulces, bombones, cremas de chocolate, caramelos y muchos otros tipos de dulces fueron representados por confiteros europeos y estadounidenses. Los vendedores ambulantes de todo Londres comenzaron a vender lolly pop en grandes cantidades, en aquella época los dulces eran suaves, en lugar de duros.

Su siglo de oro fue sin duda el XIX. Más de setenta ingredientes se utilizaron entonces para confeccionarlos, fundamentalmente frutas: naranja, coco, limón y frutillas. También nueces, miel, las hierbas y plantas aromáticas como la menta y el anís; la lactosa y el café, los huevos, la leche, el azúcar, y sobre todo el chocolate y la vainilla.

Los caramelos, hoy

Existen muchos tipos de caramelo. Consisten básicamente de tres ingredientes: azúcar, agua y jarabe de glucosa, que también es un tipo de azúcar de una composición viscosa parecida a la de la miel. Sin embargo, en cada país se tienen preferencias en cuanto a sabores e ingredientes se refiere. Los sabores más populares en el mundo son tutti frutti y cereza. Las paletas más populares en Asia son las que tienen insectos dentro. Por otra parte, en China o Japón los más vendidos son los que tienen sabores parecidos al mentol. En el norte de Alemania y los Países Bajos la gente tiene gustos más salados, por lo que los dulces contienen cantidades excesivas de saborizante, siendo los de manzana o limón los más populares. Donde tienen un gusto extremadamente dulce es en el lugar en el que se inventaron: la península arábiga.

Fuente: https://www.curiosfera.com/historia-del-caramelo/

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