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Cuando se viaja a otro país hay muchas formas de conocer su historia, cultura e idiosincrasia, pero una de las más placenteras es descubrir un lugar a través de su gastronomía. La experiencia culinaria del destino que visitamos se convierte en una de las experiencias más satisfactorias del viaje, nos dice mucho del lugar y de las personas que lo habitan.
Tradicionalmente, la gastronomía no era utilizada por los gestores turísticos para atraer y mantener a los visitantes de un territorio. Pero en los últimos años, diversos destinos turísticos del mundo han visto en la gastronomía una oportunidad para diferenciarse y aportar un nuevo valor a su propuesta turística. Así por ejemplo, las Rutas Gastronómicas del Perú se basan en la cocina selvática y su plato principal es el Pachamanca (distintos tipos de carnes asados a la piedra). La Ruta del Queso (Salamanca, España) es una escapada a orillas del río Termes para saborear los mejores quesos del país. En la ruta del vino (Mendoza, Argentina), el paisaje, los microclimas y las industrias vitivinícolas aseguran unas vacaciones inolvidables.
La oferta
Esta aventura gastronómica no está dirigida únicamente a chefs y gourmets; el turismo gastronómico es una opción para todos aquellos que desean adentrarse en la cultura del país que se visita; conocer qué comen, cómo lo elaboran, en qué ocasiones los degustan y quiénes son los encargados de preparar los platos tradicionales. Pero no todo el viaje está centrado en restaurantes, bares y comida; los paseos por los mercados de pueblo, los sitios de cultivo y las actividades propias del turismo rural pueden complementar esta experiencia. La visita a los productores de alimentos primarios y secundarios, festivales gastronómicos, puestos al paso, cantinas, restaurantes y lugares específicos —donde mediante la degustación de platos se experimentan los atributos de una región— es la razón principal para la realización de un viaje a un destino desconocido.
El patrimonio culinario y gastronómico, aunque incorpora elementos estacionales, se puede ofrecer a lo largo de todo el año y puede combinarse perfectamente con otros productos turísticos, como pueden ser el relax y la naturaleza, o los negocios. La gastronomía de un territorio aporta autenticidad a los productos turísticos y un componente genuino, ya que responde a valores clásicos que se asocian a las nuevas tendencias en el turismo: respeto a la cultura y tradición, vida saludable, autenticidad, sostenibilidad y experiencia personal.
Especialización
De hecho, el 88 % de los destinos turísticos consideran que la gastronomía es un elemento estratégico en la definición de su imagen y marca, de acuerdo a los datos proporcionados por el II Foro Mundial de Turismo Gastronómico, realizado en Perú, en abril de este año. La World Food Travel Association estima que el turismo gastronómico genera anualmente un impacto económico global de 150 billones de dólares. La indudable influencia de la gastronomía en los viajes y la creciente demanda de turismo gastronómico han hecho de esta materia uno de los segmentos con mayores oportunidades de desarrollo. La Organización Mundial del Turismo y Basque Culinary Center de España se unieron para crear una formación que sea referente y profesionalice este sector en auge. Ofrecen un máster que proporciona las competencias necesarias para gestionar empresas y organizaciones vinculadas al sector del turismo gastronómico, tanto del ámbito público como privado, de forma eficiente y con un enfoque estratégico, adecuado a la realidad del sector y las tendencias más innovadoras. Allí se aprende a diseñar productos y experiencias enogastronómicas creativas e innovadoras, así como a posicionarlos en los mercados objetivos y a generar relaciones exitosas y duraderas con los diferentes perfiles del turista gastronómico.
Más info: www.bculinary.com