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1 Conservar las hierbas como flores. Las hierbas frescas son muy similares a las flores cortadas: necesitan agua. Así que recorte los tallos y colóquelos en un vaso de agua fría. Cambie el agua y recorte los tallos cada una o dos días para obtener los mejores resultados. Este pequeño esfuerzo extra podría significar que sus hierbas se conserven frescas durante más de dos semanas. Si se trata de albahaca o menta, se pueden conservar a temperatura ambiente. El kuratũ (cilantro) y el perejil prefieren temperaturas más frías, por lo que conviene cubrir el vaso con una bolsa de plástico y guardarlo en la puerta de la heladera.
2 Envolver las hierbas. Con este método todo lo que tiene que hacer es envolver las hierbas frescas en una toalla de papel húmeda y guardarla en una bolsa con cierre. La idea es mantenerlas en un medioambiente húmedo (no mojado). Revise la bolsa cada dos días, y si la toalla de papel se seca, rocíe la bolsa con un poco de agua o envuelva las hierbas en otra toalla de papel húmeda. Manténgalas en la heladera, en el compartimento de las verduras, o en la puerta, para mejores resultados.
3 Con un paño de cocina. Otro método exitoso para mantener las hierbas frescas es envolverlas en un paño de cocina húmedo, y en lugar de mantenerlas en la heladera, se pueden guardar en un cajón. Cada dos días debe asegurarse de que el paño de cocina no se ha secado.
4 Conservarlas en sal. Las hojas de albahaca fresca se pueden cubrir, por capas, con sal gruesa, y se guardan en un lugar fresco y seco. De este modo durarán aproximadamente un mes, y su sabor, aroma y color serán casi como la hierba fresca. Eso sí, antes de usarlas, ¡elimine la sal!
5 Congelarlas directamente. El perejil y el cilantro pueden ir al congelador tal cual como los traemos del mercado. Conviene sacarles previamente el lazo que une el mazo, enjuagarlos, colocarlos en una bolsita plástica y guardar en el freezer hasta por tres meses. Para usarlas píquelas asimismo, congeladas, y espolvoree con ellas una sopa, un arroz o una salsa.
6 Congelarlas con aceite. Coloque las hierbas en una licuadora y haga un puré con ellas. Añada aceite de oliva suficiente como para cubrirlas por completo. Luego coloque la mezcla de a cucharadas en una bandeja de cubitos. Una vez congelados, coloque los cubitos en una bolsa o recipiente, de forma que pueda tomar uno o dos para añadir sabor a una salsa, una sopa o un guiso.
7 Déjelas secar. Las hierbas como el tomillo y el orégano son fáciles de secar. Solo hay que colgarlas del revés o distribuirlas sobre una toalla de papel. En una semana deberían estar lo suficientemente secas como para colocarlas en un frasco hermético.
Lo que debe saber
- La exposición excesiva a la luz puede dañar la clorofila, causando que las hojas se vuelvan amarillas en cuestión de días, especialmente las hierbas finas y delicadas, como el perejil, perifollo o cilantro.
- La exposición excesiva al oxígeno puede ocasionar que las hierbas tiernas, como la albahaca o la menta, se pongan marrones, sobre todo si las hojas de alguna manera se han dañado o golpeado. Si las mantiene envueltas o cubiertas durarán varias veces más que si se quedan completamente expuestas al aire en la heladera.
- El exceso de humedad, favorece la descomposición. Si deja las hierbas dentro de una bolsa de plástico, las hojas y los tallos se humedecen y se vuelven rápidamente viscosos o con moho.
- Si no hay suficiente humedad puede causar que las hierbas se sequen, y que se reduzca su potencia en aroma y sabor.
- La temperatura incorrecta causará que las hierbas se marchiten o pierdan sabor más rápido de lo que deberían. Casi todas las hierbas se conservan mejor en la heladera, con excepción de la albahaca y la menta, que tienen hojas muy delgadas que pueden ser dañadas por el frío, haciendo que se pongan marrones o moradas. Sin embargo, dentro de la heladera hay diferentes fríos. Chequee cuál es el estante menos frío, o colóquelas en la puerta.