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6 láminas de masa filo casera
1 blanco de puerro picado
1 zanahoria
1 suprema de pollo
½ cdita. de jengibre en polvo
1 cda. de aceite neutro
Manteca clarificada, cant. nec.
Sal y pimienta
1. Cortar la zanahoria en láminas y luego en juliana. Cortar la suprema de pollo en tiras de 7 cm de largo y salpimentar.
2. Poner 2 cdas. de aceite en una sartén, llevar a fuego moderado y poner el puerro y las zanahorias con una pizca de sal. Incorporar el pollo y cocinar unos minutos hasta que esté cocido y la juliana tierna, pero firme. Retirar del fuego y condimentar con sal, pimienta y jengibre. Pasar a un bol y reservar.
3. Cortar las hojas de masa filo en rectángulos de 10 cm de ancho y 20 cm de largo. Pincelar una tira de masa con manteca clarificada, ubicar encima otra tira y volver a pincelar, continuar poniendo tiras de masa hasta formar 4 capas. Repetir para hacer el resto de los arrolladitos.
4. Ubicar el salteado de pollo en uno de los extremos más angostos, sin llegar a los bordes.
5. Llevar los bordes hacia el centro y arrollar. Reservar los arrolladitos en una placa metálica enmantecada y cubiertos con papel film.
6. Antes de servir, pincelar con manteca clarificada y llevar a horno precalentado a temperatura moderada hasta que los rollos estén dorados. Servir de inmediato.
Manteca clarificada
Cortar la manteca en cubos y colocar en una ollita a fuego muy bajo, para fundirla sin que se llegue a oscurecer. Una vez fundida, comenzarán a flotar en la superficie algunos sólidos livianos formando una espuma, que pueden retirarse con una cuchara (espumado). Terminado el espumado, apagar el fuego y trasvasar solo la grasa a otro recipiente, teniendo cuidado de no arrastrar el suero. Esa grasa es la manteca clarificada.
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