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Productos lácteos: la intolerancia a la lactosa puede presentarse en varios grados (de leve a grave), pero un síntoma leve muy común suele ser la hinchazón y los gases. Evita tomar mucha cantidad de leche, quesos, yogur o helados y analiza cómo te sientes después de unas semanas. Si has mejorado, simplemente, limítate a rebajar la cantidad de estos alimentos o sustituye la leche por leche vegetal o libre de lactosa.
Manzanas y peras: estas frutas, a pesar de todos los beneficios que ofrecen y de ser una excelente fuente de fibra (unos 5 g por pieza), también pueden ser causantes de estragos en aquellos con estómagos sensibles. No hace falta evitarlas por completo, pero sí reducir las cantidades o, incluso, pelar la piel. Pruébalo unas semanas y si sigues con síntomas de hinchazón, seguramente, estos alimentos no sean la razón.
Comidas muy grasas: la grasa ralentiza el proceso de digestión y da a los alimentos más tiempo para fermentar en nuestro estómago. Esto también aumenta la sensación de estar lleno e hinchado.
Porotos y otras legumbres: a pesar de ser muy nutritivos, también contienen oligosacáridos, un tipo de azúcar que nuestro cuerpo no digiere. Cuando estos azúcares alcanzan tu intestino, las bacterias van directamente a atacar y producen esos efectos de gases desafortunados. Consume pequeñas cantidades y mejor si están mezcladas con granos integrales, como arroz o quinua, ya que ayudan a una mejor digestión y a que nuestro cuerpo se acostumbre a ellos.
Brócoli, coliflor y espárragos: es cierto que se recomiendan para bajar de peso y son muy buenos para nuestra salud. Pero también es cierto que estas verduras –altamente nutritivas– suelen, a veces, evitarse por los gases que nos producen. Esto se debe a la rafinosa, un azúcar que llega al intestino grueso sin haberse digerido y es fermentado por las bacterias, lo que produce el efecto de gases indeseados. Por desgracia, no hay nada que podamos hacer para evitar estos gases; simplemente, comer con moderación y acompañarlos de otros alimentos para ayudar a prevenir la hinchazón.
Comidas saladas: el sodio puede que no cause gases, pero te hace retener mucho líquido. Corta o modera el uso de sal que añades a tus comidas y aprende a leer las etiquetas de los alimentos, ya que muchos vienen cargadísimos de sodio. Asegúrate de no exceder los 2300 mg al día. Al leer una etiqueta, el alimento no debería contener más de 200 mg de sodio por ración para ser considerado “bajo en sodio”.
Chicles y caramelos: cuando masticas un chicle o chupas un caramelo, terminas tragando con más frecuencia, lo que significa que, probablemente, estés tragando más aire. Además, muchos contienen edulcorantes artificiales que también pueden conducir a problemas gastrointestinales.
Bebidas carbonatadas: las gaseosas y cervezas liberan dióxido de carbono, lo que se traduce en un estómago hinchado.