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1 Cuidar la ingesta diaria. Muchos de nosotros ingerimos entre 100 y 1000 calorías más de las que necesitamos por día. Una porción extra, un segundo plato de carne; todo aporta al aumento de peso, y tener sobrepeso es una de las peores cosas que uno puede hacer por su corazón. La mayoría de las mujeres necesita ingerir unas 2000 kcal por día para mantenerse sanas, y los hombres, unas 2550. Eso equivale, aproximadamente, a 300 a 400 kcal para el desayuno, 500 a 600 para el almuerzo, 600 a 700 para la cena, y dos o tres tentempiés de unas 100 a 200 kcal cada uno. Pero contar obsesivamente las calorías no es la mejor manera de adecuar su consumo de comida a las necesidades energéticas de su cuerpo, porque, además, es realmente difícil saber con exactitud cuántas calorías puede tener un alimento procesado. Es mucho mejor cambiar el tipo de alimento que se ingiere. Es casi imposible consumir demasiadas calorías si se eligen frutas y verduras, además de incorporar una buena cantidad de nutrientes para la salud coronaria.
2 El colesterol cuenta. Las personas con hipercolesterolemia tienen tres veces más riesgo de padecer un infarto que quienes mantienen los valores dentro de los parámetros establecidos. Este factor de riesgo origina el 33 % de las enfermedades cardiovasculares. Es importante conocer su cifra de colesterol total, pero también sus niveles de colesterol LDL (el malo) y HDL (se lo llama “bueno” porque este ayuda a recolectar el colesterol malo y a prevenir infartos). Propóngase tener un colesterol total menor a 200 mg/dl, y un nivel de LDL cercano a los 100 mg/dl. El nivel saludable de colesterol HDL es de 45 mg/dl en una persona sana, y de 50 mg/dl cuando hubo problemas cardíacos. Es decir que cuanto menos colesterol total, mejor; y cuanto más alto sea el HDL y más bajo sea el LDL, también.
3 Medir la presión sanguínea. Los chequeos de presión arterial frecuentes ayudarán a detectar un problema potencial en forma precoz. Un valor de 140/90 (mmHg) o más es considerada presión alta. Si es de entre 120/80 y 139/89 mm Hg, puede estar en situación de riesgo y debiera tomar medidas para prevenir la hipertensión. Comer frutas y verduras altas en potasio podría ayudarlo. Pídale a su médico que le tome la presión arterial en cada visita y pregúntele con qué frecuencia debe medírsela.
4 Controlar los triglicéridos. Es normal tener algunos triglicéridos en el torrente sanguíneo, pero los niveles altos se han asociado con la enfermedad coronaria, especialmente en las mujeres. Si usted tiene triglicéridos altos y el colesterol HDL bajo, el riesgo de desarrollar resistencia a la insulina y síndrome metabólico se incrementan. Los niveles normales son cifras menores de 200 mg/dl; mientras que niveles de 200 a 400 mg/dl son considerados en el límite superior. Los que se ubican entre los 400 a 1000 mg/dl se tienen por “elevados” y más de 1000 mg/dl, “muy elevados”. Un chequeo de triglicéridos, normalmente, se hace con la misma muestra de sangre que se utiliza para el test de colesterol. Su médico le aconsejará con cuánta frecuencia analizarse el nivel de triglicéridos. Los chequeos frecuentes son un sistema de alerta temprana importante para su corazón.
5 El pulso matutino. Es la cantidad de veces que su corazón bombea en un minuto. Si se toma el pulso en descanso con frecuencia, al momento de despertarse, podrá determinar si su régimen de ejercicios está fortaleciendo a su corazón. Por ejemplo, un pulso normal en descanso es de 60 a 90 latidos por minuto. Las personas en buena condición física tienden a tener ritmos cardíacos en descanso más bajos, porque los músculos de su corazón están también en forma. Pero si usted no se ejercita regularmente, y su pulso cardíaco es menor de lo normal, avise a su médico: podría ser un síntoma de enfermedad coronaria. Una vez que encontró su pulso, cuente los latidos durante 15 segundos y multiplíquelo por cuatro. Esto le dará su pulso en latidos por minuto. Una vez por mes, tome su pulso a la mañana antes de levantarse.