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BELLA VISTA, Itapúa (Juan Augusto Roa, de nuestra redacción regional). Venados, carpinchos y tapires son mantenidos casi en estado natural en una reserva de unas cuatro hectáreas que el productor Jacobo Meyer mantiene dentro de su finca. El hombre se dedica a la agricultura y cría de animales domésticos en una zona rural de este distrito.
“Recuerdo que cuando era chico mi papá me llevaba a participar de sus cacerías; parte de nuestra alimentación era la carne silvestre. En esa época esto era puro monte, abundaban los animales silvestres”, comenta Meyer.
En la actualidad, sin embargo, la agricultura intensiva fue acabando con los árboles, al punto que prácticamente desapareció el bosque nativo, hábitat natural de estos animales. La desaparición de su hábitat, y la cacería fueron acabando con ellos, dice a modo de queja.
Una enorme laguna artificial construida por don Jacobo es el hogar privilegiado de una veintena de carpinchos que nadan a sus anchas. En un pequeño bosque adyacente, una pareja de tapires y un cachorro recién nacido pasean libremente.
También se pueden ver algunos venados y varios ejemplares de jabalí que son mantenidos en una especie de “chiquero” para evitar que se dispersen.
Todo el predio está convenientemente cercado para evitar que los animales se vayan y al mismo tiempo desalentar a algún “cazador” furtivo que se sienta tentado a entrar a robar algún animal.
En ocasiones algún carpincho o jabalí es faenado por el propietario y su carne aprovechada en la alimentación.
Don Jacobo, hijo de inmigrantes suizos, vive con su esposa en la finca. Tiene cuatro hijos ya grandes que viven con sus respectivas familias propias.
Animales en peligro
Meyer sostuvo que el fin que le anima a la cría de estos animales salvajes es su preservación, atendiendo a que todos están en serio peligro de desaparición, debido a la pérdida de su hábitat y la caza furtiva.
El pecarí es uno de los mamíferos de la Región Oriental que está en la categoría de especies en peligro de extinción. Meyer tiene un cazal, que puede tener solo una cría por año y los mantiene como preservación de la especie. En cuanto al carpincho, que ya quedan pocos en estado salvaje, los cría con el doble propósito: mantener la especie y aprovechar su carne. En nuestro país es criado en cautiverio con fines comerciales.