Cargando...
PILAR (Clide Noemí Martínez, corresponsal). Durante la jornada, cumplida recientemente, los expositores entregaron documentos elaborados por especialistas médicos, en los que se explican los riesgos y consecuencias de la instalación de una planta nuclear experimental en la provincia de Formosa (Argentina).El Dr. Nuncio Bernardo Toscano expresó que mantener en secreto la instalación del proyecto CAREM, y los cincos posibles sitios seleccionados, es un desprecio de las autoridades argentinas hacia los habitantes de Formosa, del Chaco argentino y Corrientes, además de todo el Paraguay.
Sostuvo que es responsabilidad de la ciudadanía y las organizaciones oponerse al experimento. “No debemos aceptar esto como un hecho consumado. Es el momento de ejercer ciudadanía”, dijo Bernardo.
Lamentó que el gobierno kirchnerista siempre se haya manejado en el secretismo, impidiendo de esta forma que la gente conozca y debata sobre el proyecto. Durante la jornada, se rindió un homenaje póstumo al biólogo argentino Andrés Contreras, reconocido ambientalista de Pilar.
Reacciones
Organizaciones sociales ya se habían movilizado años atrás en contra de la posible instalación de un reactor nuclear en Formosa. En octubre de 2011, ante el anuncio de la posible presencia del gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, los pilarenses marcharon portando pancartas contrarias al plan nuclear argentino.
Igualmente, la Facultad de Derecho de la UNP, la Junta departamental de Ñeembucú y la Municipalidad de Pilar, a través de sendas resoluciones, manifestaron el rechazo a la pretendida instalación.
El biólogo argentino Raúl Montenegro alertó sobre las graves consecuencias de la instalación de una planta nuclear en Formosa.
Advirtió, además, sobre el impacto negativo en todas las actividades económicas y el riesgo de catastróficos accidentes nucleares.
Montenegro manifestó que en caso de darse un episodio de este tipo, Pilar y otras ciudades cercanas deberán ser evacuadas, y sus habitantes deberan migrar definitivamente hacia zonas más alejadas. Aclaró que las consecuencias de un accidente atómico se proyectan a más de 500 kilómetros a la redonda y la radiación permanece por miles de años.