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PILAR (Clide Noemí Martínez, corresponsal). Varios distritos quedaron aislados debido a las condiciones deplorables en que quedaron los caminos. Se suma a esta situación la pérdida de los cultivos agrícolas, la inundación de las viviendas y el anegamiento de los campos de pastoreo.
Comunidades como Villa Franca, Alberdi, Laureles, Paso de Patria, Cerrito, Tacuaras, Ita Corá y otras fueron algunas en las cuales las dificultades se sintieron con mayor fuerza. Las características del departamento, que es una zona de grandes humedales, hace que su población sufra intensamente este tipo de fenómenos que deja aisladas a numerosas localidades.
Para la recuperación de las vías, en su mayoría de terraplén, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) y otras instituciones que cuentan con equipos viales deben realizar una ardua tarea.
En estos momentos la única tarea posible es la limpieza de los canales de desagüe para un rápido drenaje de las aguas acumuladas en las rutas. Tras la evacuación de las aguas, y cuando el material quede lo suficientemente seco, recién se podrá hacer uso de las máquinas viales para poner en condiciones de transitabilidad los caminos de tierra.
La lluvia también impactó en zonas que cuentan con afirmados precarios, como el caso de la ruta que une los distritos de Isla Umbú y Cerrito, que es objeto de un trabajo de afirmado con piedras de desecho de cantera. Esta obra, financiada por Gobernación de Ñeembucú y administrada por Carlos Silva (PLRA), es muy cuestionada por los pobladores.
Las precipitaciones agravaron las dificultades que tienen los automovilistas al transitar este tortuoso camino. A simple vista se observa la necesidad de elevar el terraplén, instalar más alcantarillas y reemplazar los viejos puentes de madera, que son de gran riesgo para los transportistas.
Las lluvias evidencian la necesidad de una buena planificación cuando se encaran proyectos viales en el departamento.