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PIRAPEY, distrito de Edelira, Itapúa (De nuestra redacción regional). Ignacio Andino es un agricultor que tuvo la oportunidad de capacitarse, estudió en el Centro de Mecanización Agrícola (CEMA), y aunque su formación es para aprender a operar y reparar maquinarias agrícolas, optó por la producción de hortalizas, con muy buen resultado.
“La idea de cultivar ya surgió cuando todavía estaba en el CEMA, y luego de terminar mi formación comencé a trabajar en el cultivo de tomates y locotes”, refirió el agricultor.
Indicó que los inicios fueron modestos, una parcela solamente, a las que se fueron sumando otras. Primero con la modalidad de media sombra, y actualmente tiene varios invernaderos donde cultiva tomates en dos variedades; perita y lisa, y locotes. Agregó que al principio no fue fácil, pero a través de errores y aciertos fue “afinando” la producción, al punto que actualmente obtiene buen rendimiento y genera suficientes ingresos como para ir creciendo, y generar mano de obra en la zona.
Destacó que su experiencia demuestra que un pequeño productor, en un espacio de tierra no muy extenso, puede desarrollar un emprendimiento productivo y salir adelante.
Andino dijo no poder cuantificar lo que lleva invertido en infraestructura, porque fue creciendo a medida que ampliaba su producción agrícola.
En la finca, ubicada a pocos kilómetros de la Ruta VI “Juan León Mallorquín”, en Pirapey, trabajan 10 operarios en forma permanente. Estos trabajadores cuidan un vivero donde producen los plantines, que posteriormente son trasplantados al lugar definitivo, realizan la cosecha y el embolsado del producto para ir al mercado.
Para tener una idea del nivel de producción, por cada galpón o invernadero tiene unas 2.700 plantas de locotes, que producen 10.000 kilos por cosecha.
Las semillas de tomates vienen del Brasil, son híbridas, dijo.
Mientras que las semillas de locote son de origen tailandés. Son productos de muy buena calidad, acotó.
Mercado y contrabando
Andino señaló que toda su producción es colocada en supermercados y el mercado de abasto de Encarnación, que son los puntos donde se comercializa.
“Mercado para la colocación de la producción no falta, y aun cuando entre el contrabando, igual vendemos todo. Tenemos productos de tanta o mejor calidad de los que ingresan al país. No obstante, el ingreso de hortalizas de contrabando, si bien no nos priva de mercado, sí nos perjudica porque al existir sobreoferta bajan mucho los precios”, indicó.