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ENCARNACIÓN (Juan Augusto Roa, de nuestra redacción regional). El desorden y la falta de educación cívica reinan en el circuito comercial de esta ciudad. La utilización de veredas como estacionamiento por parte de algunos conductores y la usurpación de los espacios con mercaderías de todo tipo se volvieron al parecer una costumbre difícil de acabar en la capital departamental.
La desidia de la Comuna local, administrada por el intendente Luis Yd (Alianza), también hace que la práctica siga con total impunidad, a pesar de la existencia de innumerables ordenanzas municipales. A esto se suma el incumplimiento de ciertas normas básicas de convivencia ciudadana, universalmente aceptadas.
Es sabido que donde comienza el derecho de los demás termina el propio, pero los pobladores se van acostumbrando a violentar las reglas de juego, poniendo de manifiesto la violencia y prepotencia que se esconden detrás de este tipo de acciones.
La imagen latente en la zona es del comerciante que llena con mercaderías la vereda, el mecánico o gomero que usa la vereda como su propio taller y aquél que estaciona en plena bocacalle o sobre la franja peatonal. También se suma el peatón desaprensivo que camina chateando y no respeta el semáforo o cruza la calzada a mitad de una cuadra.
La ocupación de las veredas conlleva un peligro latente de ser arrollado por algún vehículo, debido a que la persona debe bajar de la vereda a la calle. Esta situación a menudo se da en sitios de la ciudad con mucho movimiento de peatones y automovilistas, lo que la hace particularmente más peligrosa.
Las normativas existentes se convirtieron en letra muerta. Nadie respeta, ni siquiera los agentes de tránsito, que precisamente están para ordenar el tránsito y hacer cumplir las ordenanzas.
Por su parte, el inspector municipal de tránsito, Mario Martínez, dijo que el control es difícil porque existe una gran afluencia de personas y no se pueden abarcar todos los sectores.