La tradición de Ucrania se refleja en coloridos trajes

ENCARNACIÓN (De nuestra redacción regional). En la ciudad de Pereyaslav- Jmelnytskyi, Ucrania, se encuentra el museo de trajes nacionales en un edificio del siglo XVIII, entre cuyos objetos se destacan unas 1.500 camisas, blusas y otros elementos bordados. Cuenta asimismo con más de 200 adornos femeninos tales como cinturones, delantales, entre otros.

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Para los visitantes no especializados, el museo es el lugar indicado para disfrutar y admirar la cultura ucraniana, mientras que para los historiadores es un libro abierto en el que pueden estudiar los cambios producidos en el pasado a través del estilo de la vestimenta.

Un elemento importante en la tradición ucraniana son los vestidos, los cuales son determinados por la estación. El vestido de novia caracterizaba la belleza de la juventud y estaba decorado con adornos generosamente bordados. En invierno, cuando la quietud de la Nochebuena era alegremente interrumpida por las Kolyade (villancicos), las jóvenes cantantes se vestían con blancos tapados de piel de oveja y pañuelos de colores brillantes.

El traje típico de un país refleja, entre otras cosas, la situación geográfica, el clima, la mentalidad y su nivel socio- económico. El traje típico ucranio no es una excepción. Los historiadores especializados en la vestimenta señalan que el traje de la mujer, en todas sus variedades, es suficiente para darnos una imagen comprensiva de las características, tanto históricas como culturales, de la vida pasada en los pueblos de Ucrania.

El traje a lo largo de toda Ucrania tiene elementos clásicos, pero cada región tiene su propio sello, que puede observarse por ejemplo en los bordados.

Las camisas o blusas no son solo una prenda de vestir, ya que además poseen una simbología especial para la persona que las viste. Por ejemplo, las jóvenes que querían enamorar a un muchacho debían vestir blusas “especiales” para tal ocasión.

Dichas blusas, para que surtan el efecto deseado, debían comenzar a bordarse la noche de “Iván Kupala”, una antigua tradición pagana celebrada en verano, que luego el cristianismo adoptó.

Las camisas diferían entre sí. Había para días de semana y las de fin de semana. Se suponía que todas las mujeres sabían bordar. A los 12 años se les enseñaba a las niñas a bordar por lo cual las vestimentas estaban adornadas con encajes de diferentes colores y estilo.

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