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CERRO LEÓN, Pirayú, Dpto. de Paraguarí (Aldo Lezcano, corresponsal). Agapito Núñez y su esposa Lucila Romero comenzaron su negocio en esta localidad, distante a unos 7 kilómetros del centro urbano de Pirayú, con un pequeño quiosco a la vera del camino de tierra que une con la ciudad de Paraguarí.
En el sitio vendían hilo de algodón para producción de hamacas. Sin embargo, las ventas empezaron a caer por el aumento de precio de la materia prima e ingreso masivo de hamacas brasileñas.
La familia necesitaba de ingresos económicos y fue cuando empezó a migrar hacia otras actividades, entre ellas la elaboración de dulces de maní y frutas caseras.
El ka’i ladrillo –como también se conoce al derivado de maní– tuvo más éxito por su accesible conservación.
Con el transcurrir de los años, la comercialización de este producto aumentó, inclusive llegando a despensas y otros negocios de la comunidad y compañías aledañas.
Pasaron 15 años y el precario puesto pasó a ser una industria familiar con tecnología y mano de obra calificada.
La gerencia de la empresa actualmente está a cargo del hijo del matrimonio, el ingeniero Salvador Núñez. El joven ayudó en la implementación de nuevas técnicas tecnológicas.
Ahora en el lugar se producen los más variados dulces de maní, guayaba y batata. Además se procesa y envasa maní tostado, harina de maíz y café de soja.
Núñez explicó que en otra época las cáscaras y los bagazos eran desperdicios, pero en la actualidad se utilizan para producción de balanceados para animales vacunos.
Dijo que para satisfacer la demanda de la industria compran en forma mensual 140.000 kilos de maíz, 20.000 kilos de soja, 30.000 kilos de burlandas, 40.000 kilos de maní, 30.000 kilos de guayaba y 12.000 litros de miel negra.
Los productos de la empresa operan con la marca registrada LR y cuida de todos los estándares de producción y calidad.