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CARAPEGUÁ, Paraguarí (Emilce Ramírez, de nuestra redacción regional). Alcides González, pescador que habitualmente desarrolla sus labores tanto en el arroyo Capilla como en el Caañabé, denunció que a los cauces hídricos son arrojados diariamente desechos tóxicos y cárnicos provenientes de curtiembres, mataderos y frigoríficos. La polución está poniendo en peligro la fauna ictícola, dijo.
La contaminación de ambos arroyos representa no solo un atentado contra las diferentes especies ictícolas, sino también contra la naturaleza porque ambos arroyos desembocan en los humedales del lago Ypoá, dijo González.
Resaltó que si las autoridades municipales, del Ministerio Público y de la Secretaría del Ambiente (Seam) no accionan, en breve se lamentaría también la pérdida del lago Ypoá. Es probable que corra la misma suerte que el lago Ypacaraí, que fue invadida por algas tóxicas.
Antecedentes
Entre agosto y setiembre del 2012 se registró una grave mortandad de peces en el arroyo Capilla y Caañabé. La Municipalidad local solo se limitó a declarar emergencia distrital por 90 días y durante ese lapso se realizaron algunas reuniones con las autoridades de la Seam para sancionar a los empresarios que no adecúen sus instalaciones a las leyes ambientales.
Técnicos de la Seam realizaron intervenciones de 26 curtiembres, cinco frigoríficos y cinco mataderos del distrito. Constató que solo un frigorífico y una curtiembre contaban con licencia ambiental, pues las demás estaban trabajando en forma irregular.
El intendente local, Isabelino Silva (ANR), solo clausuró temporalmente tres curtiembres y la Seam no tomó medida administrativa alguna. Tampoco intervino la fiscalía del Ambiente, se quejó Alcides González.
Dijo que tanto los industriales como los pescadores y la ciudadanía solicitaron la instalación de parque industrial en la ciudad. Comentó que desde hace años están impulsado un proyecto para lograr este objetivo.
El área debe contar con una planta de tratamiento que puedan utilizar en forma conjunta los industriales, dijo.
Por otro lado, el pasado 30 de marzo, las aguas del arroyo Caañabé presentaban un color negro y emanaban un olor nauseabundo. Según los pobladores, sería producto del derrame de desechos industriales a su curso.
El intendente, Isabelino Silva (ANR), dijo que volverá a hablar con autoridades de la Seam, como también de la fiscalía para reactivar las intervenciones.