Benefactores entregarán este domingo a Alicia Guerrero su casa terminada

Alicia Guerrero, una madre humilde, quien vive con sus tres hijos en el asentamiento Nueva Esperanza de Carapeguá, recibió el domingo último la visita de monseñor Wilson Garay. El religioso le dijo que es una bendecida de Dios porque encontró la solidaridad de personas.

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CARAPEGUÁ (Emilce Ramírez, de nuestra redacción regional). Los benefactores que están construyendo una vivienda para Alicia y sus hijos entregarán la obra en el día del cumpleaños del bebé, quien va cumplir dos años en unos días.

La bendición de la vivienda estará a cargo de monseñor Garay.

El prelado señaló que visitó a la madre para dejarle una esperanza espiritual, para que se sienta fortalecida y amada por Dios que se manifiesta a través de la obra de caridad.

Dijo que la manifestación del Señor se da por intercesión de las personas de buena voluntad, quienes están colaborando desinteresadamente para que se construya una vivienda digna para ella y sus hijos.

Agregó que la voluntad de Dios se hace sentir mediante esas personas y familias desinteresadas, que muchos sin conocerla, pero por amor al prójimo y a nuestro Señor, están aportando su granito de arena para que en esta Navidad pueda tener un techo digno donde cobijarse con sus tres hijos.

Monseñor Garay le recordó a la madre de los tres niños, que la vida de Jesús también fue muy dura al principio.

“Él (Jesús) había nacido en un establo en Belén y puesto en un pesebre envuelto en una manta. Allí fueron a adorarlo los pastores. El rey Herodes quiso matar al Niño por lo que San José y la Virgen María huyeron con él a Egipto. Luego regresaron a Nazaret en donde Jesús creció y trabajó como artesano en el taller de José, dándonos ejemplo de santificar la vida de familia y que todo trabajo debe ser bien hecho y grato a Dios”, puntualizó el religioso.

Valoró en otro momento, la solidaridad ciudadana que está aportando no para una farra, ni para cuestiones partidarias, sino para dar un techo seguro y la tranquilidad a la esta madre. Su hijo de dos años está con problema renal, una hija estudiante de 14 años y otro de 12 años que pese a su carencia sigue al lado de ellos como madre luchando en la situación de indigencia.

El prelado resaltó que estas manifestaciones de amor de trabajar juntos en comunión de hermanos y preocuparnos y ocuparnos de los más necesitados es lo que Dios espera de cada cristiano.

Monseñor Garay elevó una oración y bendijo los cimientos de la casa.

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