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La pandorga despertó la curiosidad de los encarnacenos, no solo por lo llamativo de la figura, sino porque pese a sus dimensiones y a su compleja confección, podía volar suspendida en el viento y sujeta con al menos tres líneas de hilos. Los aficionados a estos elementos voladores están ganando cada vez mayor atención e interés del público de todas las edades, y se está volviendo una práctica regular el reunirse en el gran espacio verde ubicado en cercanías del lugar donde antiguamente estuvo el estadio de la Liga Encarnacena de Fútbol, en el barrio Villa Alegre, frente a la playa San José.
En febrero pasado, a iniciativa de Apudi y el apoyo se la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur), la Cámara de Turismo Ruta Jesuítica y la Comuna local, se organizó un primer taller de aprendizaje de confección de pandorgas, que tuvo como instructor al especialista brasileño y campeón mundial en confeccionar y hacer volar pandorgas, Silvio Voce.
Voce es ingeniero aeronáutico, pero se dedica a enseñar la confección de pandorgas, actividad con la que prácticamente recorre el mundo. En San Pablo, Brasil, tiene una fábrica de pandorgas, llamadas también barriletes o cometas.