Una Iglesia abierta al hombre

El papa que nos visita, Francisco, igual que sus predecesores, alienta a los jóvenes, principalmente, a formar y transformar una Iglesia renovada, con el espíritu de los primeros discípulos y las primeras comunidades cristianas.

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El papa Francisco llama «Iglesia en salida» a aquella que va detrás de la oveja perdida, que no se encierra ante los problemas internos de la comunidad, sino que, movidos por el fuerza del espíritu de Dios, se abre al hombre necesitado del amor y la misericordia de Dios. Francisco dice:

«La Iglesia ”en salida“ es una con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino. A veces, es como el padre del hijo pródigo, que se queda con las puertas abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad».

Este deseo de salir llama a la comunidad a estar siempre atenta para los que realmente necesitan, a detener el paso para mirar quien está quedando atrás en el camino y necesita de ayuda comunitaria. Que no suceda como la muchedumbre que acompañó a Jesús entrando a Jericó, y ante las súplicas y los gritos de Bartimeo, el ciego sentado al costado del camino, no es capaz de detener la marcha. El papa subraya la actitud de Jesús que se detiene y pide a la comunidad que se haga responsable del hombre enfermo: «tráiganlo» aquí.

Los enfermos y pobres: privilegiados del Evangelio

Para Francisco, el mensaje del Evangelio es clarísimo; no hay «vueltas que dar»! El Evangelio entendido en su profundidad lleva a la diaconía, el servicio, el anuncio, privilegiando a los más carentes de la asistencia divina por medio del hombre. Para el papa, las causas segundas es una de las formas como Dios se da a conocer al hombre tantas veces olvidado por las estructuras humanas. Él nos dice:

«Si la Iglesia entera asume este dinamismo misionero, debe llegar a todos, sin excepciones. Pero ¿a quiénes debería privilegiar? Cuando uno lee el Evangelio se encuentra con una orientación contundente: no tanto a los amigos y vecinos ricos, sino sobre todo a los pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos que "no tienen con qué recompensarte" (Lc 14,14). No deben quedar dudas ni caben explicaciones que debiliten este mensaje tan claro. Hoy y siempre, "los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio", y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del reino que Jesús vino a traer. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos».

¡Jóvenes! ¡Este es el papa Francisco que visitará el Paraguay! Sus palabras son contundentes y sinceras. Su preocupación por la nueva evangelización es inmensa. Quiere que los jóvenes tomen la posta, quiere que «hagan lío» para dejar a la nueva generación nuevos vientos de renovación. El fruto de esta visita, solo lo veremos mañana cuando estos sueños e ideas del papa se hagan realidad.

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