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El maestro falta sin aviso… solo porque no le gusta dar malas noticias.
El maestro no llega tarde… los alumnos se adelantan.
El maestro que lee el diario en clase… quiere incentivar la lectura.
El maestro que nunca corrige los cuadernos… no quiere herir los sentimientos de sus alumnos.
El maestro no grita… está enseñando a utilizar las cuerdas vocales.
El maestro que falta mucho… se preocupa por el descanso de sus alumnos.
El maestro que nunca prepara su clase… es un genio de la improvisación, un creativo.
El maestro deja que sus alumnos hagan lo que quieran… porque es un demócrata.
El maestro que da a todos la misma nota… es un ser generoso.
El maestro que aplaza a sus alumnos… los quiere volver a ver el próximo año.
El maestro que pide: «saquen una hoja»… es ahorrativo (podría pedir que saquen todas las hojas del cuaderno).
El maestro que deja que sus alumnos se copien… está enseñando a compartir.
El maestro da las respuestas de los ejercicios antes que sus alumnos los realicen… porque no tiene nada que ocultar.
El maestro que se ríe con las bromas de sus alumnos… es un defensor de la libre expresión.
El maestro no insulta a sus alumnos… utiliza un lenguaje lleno de matices.
El maestro no expulsa a sus alumnos del aula… desea que respiren el aire puro.
El maestro que se va antes de terminar la clase… está apurado por volver mañana.
El maestro que permite que escriban en las paredes y los pupitres… respeta las inclinaciones artísticas de sus alumnos.
En fin… ¡el maestro siempre tiene la razón!