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Objetivos
- Destacar la importancia del involucramiento de los miembros de la familia en el proceso de duelo.
- Sensibilizar sobre el rol de la familia en el proceso de duelo.
1.er momento, presentación.
Dinámica: Nombres y adjetivos
• El facilitador explica la importancia de la presentación de cada uno a fin de iniciar el proceso de conocimiento, además comenta cómo podría abordarse la situación en que se puede reflexionar sobre el duelo.
• Cada participante reflexiona sobre un adjetivo acerca de sí mismo que comience con el mismo sonido de su nombre. Luego debe agregar una característica de su personalidad que le guste.
• El facilitador comienza presentándose. Ej.: «Soy Elena la elegante y hoy me siento…». Comienza la ronda y finaliza cuando todos los participantes se han presentado y expresado cómo se sienten.
Se plantea el tema suponiendo una situación de duelo: «Primero quiero que conozcan lo que están pasando con sus hijos, o lo que puede pasarles, debido a la pena que han sufrido, en el cuerpo, las emociones, el pensamiento, con relación a otras personas y las cosas, en fin, en todo lo que son. También quiero que ustedes sepan lo que vamos a hacer en este taller y que les pueda servir para acompañar a sus hijos en el proceso de duelo».
• El facilitador sigue abordando el tema de la siguiente manera: «Acaban de pasar por una tragedia muy grande, por muchas penas y dolores en el cuerpo y alma que aún están sintiendo, y eso es normal. Yo también he tenido durante mi vida pérdidas que me han dolido mucho y al revivirlas puedo entender un poco por lo que están pasando».
2.° momento, motivación.
Dinámica: Mi reacción corporal
• El facilitador solicita a dos participantes que dibujen su silueta en el cartel colocado en un rincón del salón (una figura humana: varón – mujer) una vez culminada la tarea, el facilitador manifiesta: «El cuerpo reacciona y es normal que lo haga. Esto indica que uno está vivo y que el organismo es capaz de decir a través del dolor que debes cuidarte para poder recuperarte emocionalmente. Hay varias maneras de cuidar tu cuerpo».
• El facilitador solicita a los participantes que pasen a identificar qué parte del cuerpo reacciona al dolor de la pérdida de un ser querido o cercano. Una vez que todos han pasado, se conversa con base a las partes del cuerpo que han sido afectadas.
Síntomas a tener en cuenta
Aunque el dolor, la soledad y los trastornos que acompañan al duelo no tienen nada de «anormal», hay algunos síntomas que se deberían tener en cuenta para detectar el duelo patológico, que es cuando la muerte desencadena mecanismos de defensa que alteran emocionalmente a la persona y que necesitará apoyo profesional y espiritual.
Factores que posibilitan detectar un duelo patológico
• Falta de respuesta ante la muerte, la persona es incapaz de sentir emociones.
• Estado prolongado de shock: la persona no puede creer que la muerte haya ocurrido.
• Sentimiento desproporcionado de culpa.
• Cambios bruscos en el comportamiento.
• Historial previo de depresión.
• Temor hipocondriaco a la enfermedad que sufrió el fallecido.
• Seguir como «si nada hubiera pasado».
Aunque cualquiera de estos síntomas puede ser una característica de un proceso normal de duelo, su presencia continuada merece la atención.
• El facilitador solicita a los participantes que establezcan un compromiso posible con sus hijos y personas en general sobre lo que pueden hacer en los próximos días para cuidar mejor su cuerpo: dieta, ejercicio, sueño o control médico. Si no quieren, no forzar al compromiso.
La frase puede empezar con: «Me comprometo durante quince días a...».