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La mayor parte de los cuerpos que nos rodean están formados por mezclas. Estas pueden ser homogéneas y heterogéneas. Las moléculas que forman una mezcla pueden tener tamaños muy variados, esa característica es la que determinará qué tipo de mezcla es.
Una solución es una mezcla homogénea; esto significa que tiene varios compuestos o elementos químicos combinados de tal manera que no es posible distinguirlos unos de otros. Las soluciones verdaderas o disoluciones tienen dos componentes: el soluto, partículas sólidas, líquidas o gaseosas disueltas en otro sólido, líquido o gas llamado solvente y ambos componentes no pueden diferenciarse debido a que las partículas del soluto son muy pequeñas. Ejemplo: azúcar que se disuelve en agua.
Las suspensiones son mezclas heterogéneas, ya que el tamaño de sus partículas es lo suficientemente grande para verse a simple vista y, al dejarse reposar, debido a la acción de la gravedad, se depositan en el fondo. Pueden estar formadas por uno o más sólidos finamente pulverizados que constituyen la fase dispersa o soluto, disueltos en un líquido denominado fase dispersante o solvente. El soluto de una suspensión sedimenta lentamente y no compacta al sedimentar. Ejemplo: arcilla mezclada con agua.
En las soluciones coloidales o coloides las partículas del soluto tienen un tamaño intermedio entre las soluciones verdaderas y las suspensiones. El soluto no se ve a simple vista, no sedimentan por reposo, sino por centrifugación a altas velocidades, no pueden retenerse por filtración, pero los coloides no son totalmente transparentes; en ellos se manifiesta el efecto Tyndall. Este efecto se debe a que las partículas reflejan los rayos luminosos y cuando estos atraviesan un coloide es posible ver su trayectoria. La clara de huevo es una solución coloidal así como los geles.
Fuentes: https://docplayer.es, https://slideplayer.es