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1. Sé generoso con tus vecinos, en todos los sentidos: con lo que tienes para compartir, con tu tiempo, con tus conocimientos. No les niegues un favor que está a tu alcance.
2. Trata de ser siempre agradable: saluda a todos, interésate en sus preocupaciones, muéstrate humilde y abierto.
3. Aléjate de las murmuraciones. Los chismes separan a los mejores amigos. Muéstrate compasivo con los defectos de tus vecinos en lugar de criticarlos y divulgarlos.
4. No siembres el desconcierto, con gritos o carcajadas. Respeta la privacidad de cada uno. Si escuchas música, no olvides que es de tu predilección y, por mucho que te agrade, es probable que a otros incomode.
5. Es natural mirar hacia la casa del vecino por el interés que nos despierta, pero no confundas: no hagas de espía observándola todos los días.
6. Si ves a algún vecino en apuros (un accidente, una enfermedad, una necesidad) no esperes que te llame; acude brindando lo mejor de ti.
7. Cuando haya luto en tu barrio, suspende el canto y otras expresiones de alegría para acompañarlo en ese momento triste.
8. Si una crítica es muy necesaria, cuida que sea constructiva y discútela con mucho tacto con la persona afectada, no con los demás.
9. Si hay un vecino nuevo, lo correcto es hacer una visita de cortesía, dentro de las 24 horas de mudanza.
Fuente: Manuel A. Carreño. Urbanidad y buenas maneras, Ed. América.