Salud, forjadora de un pueblo progresista

Cada año, miles de niños, jóvenes y adultos concurren a hospitales y centros de salud para el tratamiento de enfermedades fácilmente prevenibles. Muchas veces, por la deficiencia del Estado, otras, porque este no aporta los fondos suficientes; pero otras, lo que es peor, por negligencia de los mismos padres, que no cumplen con un elemental derecho de sus hijos: acceder a una vida sana. Después de la alimentación, el derecho a una atención médica y vacunación son imprescindibles para mantener a un pueblo sano. Esto es sinónimo de progreso de una nación.

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Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren cerca de once millones de niños, lo que representa unas 30.000 muertes por día. El 40% de estas muertes ocurre durante el primer mes de vida.

En los países en desarrollo, las complicaciones del embarazo se encuentran entre las causas principales de muerte y discapacidad, en mujeres de entre 15 y 49 años.

Se calcula que el 15% de las mujeres gestantes están amenazadas por complicaciones relacionadas con atención no calificada. Para una mujer nacida en América Latina o el Caribe, las probabilidades de morir por complicaciones del embarazo son 27 veces mayores que para una mujer nacida en Estados Unidos.

La terrible paradoja es que la mayoría de las causas que llevan a todas estas muertes son tratables y hasta prevenibles. En el marco de este día mundial de concienciación, la OPS insta a los gobiernos, grupos privados, organizaciones no gubernamentales, comunidades y particulares, a que consideren esta fecha como una oportunidad para reconocer que cada mujer tiene derecho a un embarazo y un parto sin riesgos, y que los niños tienen derecho a vivir una vida sana, con el fin de comprometerse a actuar de inmediato.

Reducir en dos terceras partes la tasa de mortalidad infantil y reducir en tres cuartas partes la tasa de mortalidad materna son dos de los objetivos de Desarrollo del Milenio, un compromiso de los países del mundo para lograr que todas las personas tengan una vida plena y saludable.

NIÑOS Y VACUNAS

Una fuerte prioridad de la Organización Panamericana de la Salud es reducir la mortalidad infantil. La OPS está movilizando nuevos recursos para prevenir 25.000 defunciones de lactantes cada año, mediante la estrategia de Atención Integrada a las Enfermedades Prevalentes de la Infancia (AIEPI), un método sencillo y práctico que enseña a los trabajadores de salud un protocolo completo para evaluar el estado de salud de los niños llevados a un puesto de salud o consultorio.

En caso de detectar signos de peligro que indican que el lactante pudiera morir, están preparados para tratarlo de inmediato o, si fuera necesario, referirlo a un hospital.

Este enfoque integrado ayuda a reducir la muerte y la carga por enfermedades diarreicas, en especial el cólera, mediante el manejo de casos y la terapia de rehidratación oral, que evita las defunciones debidas a la deshidratación. También brinda diagnóstico y tratamiento adecuados de las infecciones respiratorias agudas. Anualmente, el protocolo salva las vidas de cientos de miles de niños.

En cuanto a la vacunación, la OPS está comprometida con la eliminación o el control de las enfermedades que pueden prevenirse con vacunas. Uno de los éxitos más notables en esta esfera fue la erradicación, de las
Américas, de la viruela en 1973.

Este fue el inicio del proceso que cinco años más tarde condujo a la erradicación mundial de esta enfermedad. En 1994, la OPS colaboró con la eliminación de la poliomielitis, de las Américas, que es ahora una meta mundial para 2005, y ha establecido una nueva meta de eliminar el sarampión de este continente.

FUENTE: Página web de la Organización Panamericana de la Salud.
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