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Por eso, difícilmente se les pueda escapar los plagios, copias o piratería en materia de obra literaria, o tratados de educación.
Pero así también comprenden que la lectura es una de las materias sobre la que más se ha hablado, más se ha escrito y más se ha tratado en el mundo; lo que nos da la pauta de su importancia superlativa en la vida individual y colectiva de los seres humanos. Y esta situación hace, a menudo, que encontremos palabras, frases, giros idiomáticos, párrafos enteros de algunas obras, demasiado parecidos, casi calcados, entre libro y libro, que nos hacen sospechar que son copiados, plagiados.
Sea el caso que fuere, hay una tendencia mundial de generosidad que poco a poco va ganando terreno, felizmente, en temas educativos: Que, en tratándose de obras educativas, no prosperen las demandas o juicios por derechos de autor.
Porque, al final, ¿qué es lo que más anhela aquel que escribe sobre educación, sobre cultura? Que se lea su obra, su tesis, su pensamiento; que sus ideas se difundan. ¿Y cómo se difundirán aquellas opiniones, teorías o pensamientos sobre los cuales pende como una espada de Damocles, una hipoteca virtual? Nadie difundirá una idea, ni por más extraordinaria, revolucionaria ni valiosa que fuere, si está hipotecada por quien la expresó primero y quien amenaza con arrasar contra quienes osen usarla o repetirla.
Por eso, sin duda, sobre temas educativos no debiera haber ningún tipo de restricciones para su uso. SI PARA ESO ESTÁN.
Además, ningún lector o lectora con buena intención nunca anda a la pesca de descubrir quién le copió a quién. El o la que hace eso es un necio o una necia, porque no ganará NADA haciendo ese trabajo mezquino.
A quienes plagian, copian o se adueñan de trabajos ajenos, les ocurrirá inexorablemente lo que les pasa a las frutas maduras cuando no son recogidas a tiempo.
La verdad es que los seres humanos somos bien diferentes y reaccionamos también así. Porque, a muchos, la trascripción de alguna cita feliz que les salió, quizá por casualidad, antes que molestarlos y estimularlos a entablar juicio por plagio, les enorgullece, porque piensan que ha sido útil lo que ha dicho, pensado, elucubrado, y por eso está trascripto allí, o alguien lo repite.
Por eso, por ejemplo, en temas de lectura es posible que muchos conceptos, frases, dichos o eslóganes se repitan y se repitan. Pero es mejor así, porque de tanto leer, escuchar, ver los mismos conceptos, las mismas ideas, etc., nos es más fácil comprenderlos, retenerlos, internalizarlos, como decimos siempre los y las docentes.
En ese sentido, aquí repetiremos quizás muchos conceptos propios y ajenos sobre la lectura que nos parecen apropiados y útiles.
Por ejemplo, que los hijos de padres lectores suelen desarrollar también, más tarde o más temprano, el hábito de la lectura.
Como docentes sabemos que el aprendizaje y rendimientos escolares dependen en gran medida del dominio de las técnicas de la lectura. Sabemos también que la lectura es una herramienta estratégica en la vida y que saber escuchar, hablar, leer y escribir son los símbolos del hombre en el mundo, y es la aspiración de todos los pueblos.
Y que por todo ello, es tan auspicioso, halagador y sobre todo, esperanzador, ver que una escuela prepara al niño, niña y joven para una comprensión adecuada del texto, para un análisis de los contenidos, y para, fundamentalmente, criticar las intenciones de quien produce el mensaje. Es decir, procurar convertirlo o convertirla, en un lector/a crítico/a.
Y no nos cansaremos de repetir -a manera de una ayudamemoria permanente- que la lectura sólo se volverá un hábito cuando se apoya en la AGRADABLE EXPERIENCIA DE ELLA MISMA. Es decir, que durante toda la escuela el ÉNFASIS debe estar en la LECTURA PLACENTERA, como experiencia de vida, como forma de comunicación creadora.
De ahí que en este tema está demostrado que la lectura de la literatura, del cuento infantil, de los cuentos de hadas, aventuras fantasiosas que hacen volar la imaginación son los únicos caminos que pueden hacer interesante y atractiva la lectura para los niños más pequeños y así convertirlos en los lectores del mañana.
Pero así también comprenden que la lectura es una de las materias sobre la que más se ha hablado, más se ha escrito y más se ha tratado en el mundo; lo que nos da la pauta de su importancia superlativa en la vida individual y colectiva de los seres humanos. Y esta situación hace, a menudo, que encontremos palabras, frases, giros idiomáticos, párrafos enteros de algunas obras, demasiado parecidos, casi calcados, entre libro y libro, que nos hacen sospechar que son copiados, plagiados.
Sea el caso que fuere, hay una tendencia mundial de generosidad que poco a poco va ganando terreno, felizmente, en temas educativos: Que, en tratándose de obras educativas, no prosperen las demandas o juicios por derechos de autor.
Porque, al final, ¿qué es lo que más anhela aquel que escribe sobre educación, sobre cultura? Que se lea su obra, su tesis, su pensamiento; que sus ideas se difundan. ¿Y cómo se difundirán aquellas opiniones, teorías o pensamientos sobre los cuales pende como una espada de Damocles, una hipoteca virtual? Nadie difundirá una idea, ni por más extraordinaria, revolucionaria ni valiosa que fuere, si está hipotecada por quien la expresó primero y quien amenaza con arrasar contra quienes osen usarla o repetirla.
Por eso, sin duda, sobre temas educativos no debiera haber ningún tipo de restricciones para su uso. SI PARA ESO ESTÁN.
Además, ningún lector o lectora con buena intención nunca anda a la pesca de descubrir quién le copió a quién. El o la que hace eso es un necio o una necia, porque no ganará NADA haciendo ese trabajo mezquino.
A quienes plagian, copian o se adueñan de trabajos ajenos, les ocurrirá inexorablemente lo que les pasa a las frutas maduras cuando no son recogidas a tiempo.
La verdad es que los seres humanos somos bien diferentes y reaccionamos también así. Porque, a muchos, la trascripción de alguna cita feliz que les salió, quizá por casualidad, antes que molestarlos y estimularlos a entablar juicio por plagio, les enorgullece, porque piensan que ha sido útil lo que ha dicho, pensado, elucubrado, y por eso está trascripto allí, o alguien lo repite.
Por eso, por ejemplo, en temas de lectura es posible que muchos conceptos, frases, dichos o eslóganes se repitan y se repitan. Pero es mejor así, porque de tanto leer, escuchar, ver los mismos conceptos, las mismas ideas, etc., nos es más fácil comprenderlos, retenerlos, internalizarlos, como decimos siempre los y las docentes.
En ese sentido, aquí repetiremos quizás muchos conceptos propios y ajenos sobre la lectura que nos parecen apropiados y útiles.
Por ejemplo, que los hijos de padres lectores suelen desarrollar también, más tarde o más temprano, el hábito de la lectura.
Como docentes sabemos que el aprendizaje y rendimientos escolares dependen en gran medida del dominio de las técnicas de la lectura. Sabemos también que la lectura es una herramienta estratégica en la vida y que saber escuchar, hablar, leer y escribir son los símbolos del hombre en el mundo, y es la aspiración de todos los pueblos.
Y que por todo ello, es tan auspicioso, halagador y sobre todo, esperanzador, ver que una escuela prepara al niño, niña y joven para una comprensión adecuada del texto, para un análisis de los contenidos, y para, fundamentalmente, criticar las intenciones de quien produce el mensaje. Es decir, procurar convertirlo o convertirla, en un lector/a crítico/a.
Y no nos cansaremos de repetir -a manera de una ayudamemoria permanente- que la lectura sólo se volverá un hábito cuando se apoya en la AGRADABLE EXPERIENCIA DE ELLA MISMA. Es decir, que durante toda la escuela el ÉNFASIS debe estar en la LECTURA PLACENTERA, como experiencia de vida, como forma de comunicación creadora.
De ahí que en este tema está demostrado que la lectura de la literatura, del cuento infantil, de los cuentos de hadas, aventuras fantasiosas que hacen volar la imaginación son los únicos caminos que pueden hacer interesante y atractiva la lectura para los niños más pequeños y así convertirlos en los lectores del mañana.