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Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón; que no lleva huesos. Solo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… Lo llamo dulcemente: «¿Platero?», y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal…
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas, mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel…
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
—Tiene acero…
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
Actividades
1. Investiga algunos datos del autor y contesta.
a. ¿En qué año nació?, ¿dónde?
b. ¿En qué año murió?, ¿dónde?
c. ¿Cuántos años tenía cuando escribió Platero y yo?
d. ¿Cuántos años tendría hoy?
2. Piensa y justifica tu opinión: ¿Por qué crees que se llama Platero?, ¿qué nombre le pondrías tú?
3. Extrae del texto las palabras que describen cómo es Platero físicamente.
4. Elabora una lista de las cosas que le gustan hacer a Platero en el prado.
5. Dibuja qué come Platero.
6. Explica qué sentimientos manifiesta el autor por su burro en su descripción.
7. ¿Te gustaría tener a Platero como mascota?, ¿por qué?
8. Dibuja a Platero como lo describe el texto.