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Competimos en franca desventaja contra la sobreestimulación a la que están expuestos y la gran cantidad de dispositivos tecnológicos mucho más atractivos y amigables. Ante esta situación, nuestra capacitación permanente y la innovación en el aula siguen siendo nuestras únicas aliadas.
Consejos para promover la participación activa en el aula
Enseñar de manera efectiva no tiene otro secreto más que la preparación previa. Con estas actividades sencillas intentaremos involucrar a nuestros alumnos en sus propios procesos de aprendizaje, para que se interesen y participen de forma activa durante la clase.
1. Definir la participación en clase
Invitar a los alumnos a participar en la clase realizando comentarios verbales e involucrándose en la conversación para que no haya solo una exposición por parte del docente. Esto promueve la comunicación entre docente y alumno. Crear una relación de calidad con los alumnos es un aspecto importante para lograr la participación activa de los mismos.
2. Dedicar tiempo a hablar sobre el aprendizaje y mostrar por qué es importante
La conexión de lo que se aprende con su lado práctico es muy importante para captar la atención del alumno. Muchas veces, el problema de la falta de compromiso o participación tiene que ver con que el alumno no logra ver la importancia de lo que aprende ni su aplicación práctica.
3. Diseñar tareas auténticas y experiencias de aprendizaje
Siempre será bueno diseñar tareas nuevas para que los estudiantes participen en la clase. Por ejemplo, plantearles una hipótesis y pedirles la predicción de resultados o introducirlos a la crítica literaria y que den su opinión. Tal vez no sean los mejores trabajos, pero trabajar con las equivocaciones también es una forma de aprender. Plantear actividades de aprendizaje desafiantes, amenas y motivadoras que capturen la atención de los estudiantes.
4. Modalidades de trabajo
Brindar distintas oportunidades y modalidades de trabajo atrae la atención del alumno. Darles la posibilidad de elegir si quieren trabajar en forma individual, en parejas o grupos. Proveerles la libertad de elegir, comenzando por algo tan simple como la manera en la que quieren trabajar es un gran paso para que cada uno, más adelante, arme su propio menú de aprendizaje.
5. Considerar los estilos de aprendizaje y los ocho tipos de inteligencias múltiples
De esta manera podríamos atender a la diversidad en el aula y compensar o nivelar
de alguna manera las diferentes destrezas y habilidades de nuestros alumnos y relacionarlas con los contenidos a desarrollar.
6. Retroalimentar para mejorar
La retroalimentación oportuna y certera es eficaz en la motivación del alumnado. Primero alabando su inteligencia, lo que evitará en gran medida que pierdan la concentración y motivación en el aula por miedo a que el docente cambie su opinión o sus expectativas sobre él. Por otro lado, remplazar al expresión: esto está mal por… qué pasaría si cambiaras o agregaras esto.