Los zapatos de la esquina (Adaptación)

¡Nada mejor que disfrutar de unas merecidas vacaciones leyendo en la tibieza del hogar!

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Bob era un muchacho demasiado rebelde y agitador, todos los profesores se quejaban de él, de sus palabras y conducta. No respetaba a nadie y lo peor de todo: Bob era un bully, un chico al que le encantaba burlarse de otros, hacer bromas de mal gusto e inclusive, algunas veces, golpear a otros compañeros que eran indefensos.

Sus padres atribuían su mala conducta al colegio; los maestros, a sus padres; a Bob le daba lo mismo, disfrutaba burlarse de los demás en todo momento: tiraba las mochilas de los alumnos, les ponía zancadilla, se burlaba de su forma de vestir e incluso de enfermedades que pudieran tener. Era una persona de muy mal corazón.

Un día, caminando hacia su casa, después de salir del colegio, un par de zapatos en una esquina llamaron su atención, no eran los más espectaculares que había visto en su vida, pero ¿qué importaba? Estaban abandonados en la calle, parecían nuevos y, según su pensamiento, quien encuentra algo se lo queda. Al llegar a su casa decidió probárselos para llevar al colegio al día siguiente, no veía la hora de poder lanzar una patada o ponerle zancadilla a alguien con sus nuevos zapatos.

El sol anunció la llegada de la mañana, Bob, muy entusiasmado, se puso los zapatos, le sorprendió mucho que fueran de su talla, eran perfectos. Bajó a desayunar sintiendo mucha emoción y se dirigió al colegio. En el camino pudo sentir sus piernas temblando de la emoción, lo que le satisfacía en gran medida. A más de medio camino el temblor en sus piernas comenzaba a ser más notorio e incontrolable, como acto de magia sus pies se movieron de una forma divertida y apresurada. Cuando llegó a su salón de clases los alumnos no pudieron resistir una carcajada, pues bailaba incontrolablemente y resultaba un espectáculo realmente gracioso.

Con cada hora que pasaba sus pies se movían más y más pasando de bailar polka a flamenco en minutos, en cada salón que visitaba sus compañeros estallaban en carcajadas por sus graciosos movimientos. La noche llegó, Bob se sentía muy mal, por fin había vivido en carne propia lo que significaba ser el sujeto de burla y no le gustó.

Al llegar a su habitación comenzó a llorar arrepintiéndose de todas las cosas malas que había hecho en contra de sus compañeros, para su sorpresa los zapatos fueron desapareciendo poco a poco y sus piernas comenzaron a responderle. Muy feliz con esto, y aprendiendo su lección, decidió pedir disculpas a todos sus compañeros y profesores. Nunca se preguntó el origen de los zapatos, para él no era más relevante que el hecho de haber cambiado como persona, ahora era un joven completamente diferente, se preocupaba por los demás y ayudaba de corazón a otras personas. Todo gracias a los zapatos de la esquina… ¿Quién sabe? Si hay un bully molestando, quizás los zapatos aparezcan cuando menos se lo espere.

Fuente

http://www.cuentosbreves.org/los-zapatos-de-la-esquina/

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