Los sufijos

Los sufijos son partículas que se unen al final de las palabras o de sus raíces para ampliar o modificar sus significados. Poseen significados propios, pero no se pueden usar solos. ¿Para qué necesitamos conocerlos? Para comprender el sentido de las expresiones.

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Leemos y observamos el texto

El manzano y el camino

Josefina Plá

Había una vez un hombre que, de puro bueno, permitía a los vecinos de la calle a espaldas de su propiedad, atravesar esta para ir al trabajo, y así ahorrar camino.

Naturalmente, el tránsito había acabado por labrar una sendita muy limpia que cosía la huerta como una cinta.

Y esa sendita pasaba entre un lindo álamo y un hermoso manzano, que daba unas manzanas aún más hermosas, y cuando era tiempo de manzanas, cada vecino que pasaba se llevaba al pasar alguna. Total, que el dueño nunca recogía todas sino la mitad de las manzanas, aquellas que en el árbol quedaban al otro lado del camino.

Cansado de ver repetirse esto cada año, el hombre se puso a pensar cómo evitarlo. Pensándolo estaba una mañana cuando pasó un viejo pariente suyo que vivía fuera del pueblo. Le habló del problema. El pariente le contestó:

—Cambia tus vecinos.

El buen hombre se horrorizó al pensar lo que suponía cambiar uno solo de ellos. Pero como ya era otra vez la estación, y las manzanas disminuían más deprisa que nunca, porque los vecinos aquellos tenían hijos que crecían y al crecer iban alcanzando las ramas, se fue a consultar al barbero del pueblo que tenía fama de sabio. Este le dijo:

—Cierra tu camino.

El hombre se volvió a casa espantado de imaginar nomás el disgusto que se llevaría con sus vecinos si les cerrase la senda.

Así pasaron dos estaciones más. El hombre enflaquecía de preocupación y las manzanas iban disminuyendo. Hasta que una mañana se dio una palmada en la frente:

—¡¿Cómo no lo pensé antes?!

Tomó una pala, le dio al músculo y cambió de lugar los dos árboles, colocando al manzano donde estaba el álamo y viceversa.

—Antes lo hubiera hecho —dijo—. Y se echó a dormir la siesta.

Trabajamos con las palabras destacadas

• Los sufijos pueden ser partículas pronominales (de pronombres): me, te, se, los, las, les. Por ejemplo, en el texto encontramos: evitarlo: evitar + lo.

• Otros modifican a los verbos para convertirlos en participios y adjetivos (formas no personales del verbo terminados en ado, ido, to, so o cho. Por ejemplo: cansado: espantar + ado.

• También forman adjetivos aumentativos (ón/-ona, -ote/-ota, -azo/-aza), despectivos (ón/-ona, -aco/-aca, -zuelo/-zuela -ucho/-ucha) y diminutivos (-ito/-ita, -ico/-ica, -illo/-illa, -in/- ina). Por ejemplo: sendita (diminutivo).

• Forman nombres de oficios (-ero/-era, -ista, -or/-ora). Por ejemplo: barbero

Actividades

1. Extrae del texto otras palabras con sufijos e indica si forma un verbo pronominal, un adjetivo o un nombre de oficio.

2. Agrega sufijos a estos vocablos textuales y forma nuevas palabras.

Hombre:

Camino:

Manzana:

Problema:

3. Redacta el argumento del cuento. Emplea sufijos.

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