Cargando...
Abg. Christian Godoy S.
Los niños ven televisión en un promedio de tres a cuatro horas diarias. La televisión puede ser una influencia poderosa en el desarrollo de un sistema de valores y en la formación del comportamiento.
Desgraciadamente, una gran parte de la programación actual es violenta. Cientos de estudios sobre los efectos de la violencia en la televisión en los niños y los adolescentes han encontrado que los niños pueden:
volverse "inmunes" al horror de la violencia;
gradualmente, aceptar la violencia como un modo de resolver problemas;
imitar la violencia que observan en la televisión;
identificarse con ciertos caracteres, ya sean víctimas o agresores.
Los niños que se exponen excesivamente a la violencia en la televisión tienden a ser más agresivos. Algunas veces, el mirar un solo programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que miran espectáculos en los que la violencia es muy realista se repite con frecuencia, o no recibe castigo son los que más tratarán de imitar lo que ven. El impacto de la violencia en la televisión puede ser evidente de inmediato en el comportamiento del niño o puede surgir años más tarde, y la gente joven puede verse afectada aun cuando la atmósfera familiar no muestre tendencias violentas.
Esto no indica que la violencia en la televisión es la única fuente de agresividad o de comportamiento violento, pero es un contribuyente significativo.
Los padres podemos proteger a los niños de la violencia excesiva en la televisión de la siguiente manera:
prestándole atención a los programas que los niños ven en la televisión y mirando algunos con ellos;
estableciendo límites a la cantidad de tiempo que pueden estar viendo televisión;
señalándoles que, aunque el actor no se ha hecho daño ni se ha muerto, tal violencia en la vida real resulta en dolor o en muerte;
negándose a dejar que los niños vean programas que se sabe contienen violencia, y cambiando el canal o apagando la televisión cuando se presenta algo ofensivo, explicándoles qué hay de malo en el programa;
no dando su aprobación a los episodios violentos frente a sus hijos, enfatizando la creencia de que tal comportamiento no es la mejor manera de resolver un problema;
Contrarrestando la presión que ejercen sus amigos y compañeros de clase, comunicándose con otros padres y poniéndose de acuerdo para establecer reglas similares sobre la cantidad de tiempo y el tipo de programa que los niños pueden mirar.
Los padres debemos también tomar ciertas medidas para prevenir los efectos dañinos de la televisión en temas tales como los asuntos raciales y los estereotipos sexuales. La cantidad de tiempo que los niños miran televisión, no importa el contenido, debe ser moderada, ya que impide a los niños llevar a cabo otras actividades de mayor beneficio, tales como el leer y el jugar con sus amigos. Si los padres tienen dificultades serias estableciendo límites o mucha preocupación sobre cómo su niño está reaccionando a la televisión, ellos deben ponerse en contacto con un psiquiatra de niños y adolescentes para que los ayude a definir el problema.
Fuente: Los niños y la televisión Apuntes para padres.
Los niños ven televisión en un promedio de tres a cuatro horas diarias. La televisión puede ser una influencia poderosa en el desarrollo de un sistema de valores y en la formación del comportamiento.
Desgraciadamente, una gran parte de la programación actual es violenta. Cientos de estudios sobre los efectos de la violencia en la televisión en los niños y los adolescentes han encontrado que los niños pueden:
volverse "inmunes" al horror de la violencia;
gradualmente, aceptar la violencia como un modo de resolver problemas;
imitar la violencia que observan en la televisión;
identificarse con ciertos caracteres, ya sean víctimas o agresores.
Los niños que se exponen excesivamente a la violencia en la televisión tienden a ser más agresivos. Algunas veces, el mirar un solo programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que miran espectáculos en los que la violencia es muy realista se repite con frecuencia, o no recibe castigo son los que más tratarán de imitar lo que ven. El impacto de la violencia en la televisión puede ser evidente de inmediato en el comportamiento del niño o puede surgir años más tarde, y la gente joven puede verse afectada aun cuando la atmósfera familiar no muestre tendencias violentas.
Esto no indica que la violencia en la televisión es la única fuente de agresividad o de comportamiento violento, pero es un contribuyente significativo.
Los padres podemos proteger a los niños de la violencia excesiva en la televisión de la siguiente manera:
prestándole atención a los programas que los niños ven en la televisión y mirando algunos con ellos;
estableciendo límites a la cantidad de tiempo que pueden estar viendo televisión;
señalándoles que, aunque el actor no se ha hecho daño ni se ha muerto, tal violencia en la vida real resulta en dolor o en muerte;
negándose a dejar que los niños vean programas que se sabe contienen violencia, y cambiando el canal o apagando la televisión cuando se presenta algo ofensivo, explicándoles qué hay de malo en el programa;
no dando su aprobación a los episodios violentos frente a sus hijos, enfatizando la creencia de que tal comportamiento no es la mejor manera de resolver un problema;
Contrarrestando la presión que ejercen sus amigos y compañeros de clase, comunicándose con otros padres y poniéndose de acuerdo para establecer reglas similares sobre la cantidad de tiempo y el tipo de programa que los niños pueden mirar.
Los padres debemos también tomar ciertas medidas para prevenir los efectos dañinos de la televisión en temas tales como los asuntos raciales y los estereotipos sexuales. La cantidad de tiempo que los niños miran televisión, no importa el contenido, debe ser moderada, ya que impide a los niños llevar a cabo otras actividades de mayor beneficio, tales como el leer y el jugar con sus amigos. Si los padres tienen dificultades serias estableciendo límites o mucha preocupación sobre cómo su niño está reaccionando a la televisión, ellos deben ponerse en contacto con un psiquiatra de niños y adolescentes para que los ayude a definir el problema.
Fuente: Los niños y la televisión Apuntes para padres.