Los jóvenes y el alcohol

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Abg. Christian Godoy

El alcohol es la droga más frecuente consumida por los jóvenes. Su uso comienza en la adolescencia más temprana, por lo general, en el ambiente familiar y en el grupo de amigos y, gradualmente, va afectando todos los aspectos de la vida juvenil: capacidad laboral, relaciones afectivas…

Los riesgos

El alcohol, a diferencia de las drogas ilegales que irrumpen violentamente, va incorporándose a la vida de un joven en forma sutil, casi imperceptiblemente. Y poco a poco, día a día, va adueñándose de su vida, y le provoca con el tiempo alteraciones físicas, psíquicas y sociales, cada vez más severas, que afectan su normal desarrollo, sus capacidades y relación con su entorno. Pero los cambios se dan paulatinamente y suelen pasar inadvertidos durante algunos años.

Precisamente, como el alcoholismo es una enfermedad que generalmente está precedida por 8 a 10 años de uso y abuso de bebidas alcohólicas, pocos adolescentes pueden ser considerados alcohólicos. Sin embargo, el consumo abusivo de alcohol es una enfermedad ya en la adolescencia.

No perder la capacidad de autocontrol

Es muy importante tomar conciencia del riesgo y asumir una actitud de respeto hacia el alcohol. No se trata de no tomar una copa, sino de que cada uno se imponga un límite y adopte una conducta ética, cívica y responsable frente al consumo. Se trata, pues, de no perder la capacidad y dominio sobre uno mismo, tanto en relación con el consumo de estas bebidas como de cualquier otra sustancia.

Esta capacidad de autocontrol se ejerce a través del legítimo derecho a decir "no, gracias".

Sabías que...

El alcohol tiene todos los atributos para ser considerado una droga, ya que puede provocar:

a. necesidad sicológica
b. necesidad física
c. cuadro de abstinencia al suspenderlo                                                                                                       

Decir "NO" puede ser difícil, pero no imposible

Tomar una decisión propia puede hacerse difícil debido a las presiones del entorno. En especial, cuando se arrastran conceptos míticos falsos que están muy arraigados en nuestra cultura. Uno de estos falsos mitos es aquel que relaciona el alto consumo de alcohol con la masculinidad y la valentía. Esto ejerce una fuerte presión en los varones, que prácticamente se ven en la obligación de hacer lo que no quieren. Al tomar conciencia de esta presión, estamos en condiciones de defendernos y ofrecer resistencia para ejercer el derecho a elegir libremente qué queremos beber, comer, hacer y también con quién compartir esos momentos.
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