Los jesuitas

Si bien todas las órdenes religiosas que participaron en la historia del Paraguay dejaron su legado, no cabe duda de que la orden de los jesuitas es una de las más reconocidas. No solo por la existencia física de los restos de sus misiones —que hoy conocemos con el nombre de ruinas jesuíticas— sino también por la labor evangelizadora y cultural que hasta hoy en día permanece en la memoria colectiva del pueblo paraguayo.

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La orden de san Ignacio de Loyola

La Compañía de Jesús —que conocemos como la orden de los jesuitas—, fue fundada por Ignacio de Loyola y confirmada por el papa en 1540. Una de sus características fue la de formar una clase de misioneros tan especial, que pronto se destacó entre todas las órdenes. La rigurosa preparación y disciplina de sus miembros, el orden jerárquico existente entre ellos y los profundos estudios a que se dedicaban, tanto en las ciencias teológicas, como en las ciencias exactas y naturales, prepararon a un conjunto de hombres que en pocos años se destacaron en los territorios en los que desarrollaron su misión: Asia, África y América. En el Nuevo Continente extendieron su acción desde Canadá y Alaska, hasta el Brasil y la Patagonia.

Los jesuitas llegan al Paraguay

El gobernador Hernandarias fue el impulsor de la llegada de los misioneros jesuitas en las zonas del Chaco, Guairá y Paraná.

En 1609 se inició la fundación de las reducciones jesuíticas. Los intentos realizados en el Chaco entre los guaycurúes fracasaron. En cambio, los jesuitas pudieron organizar las poblaciones de los guaraníes. La primera fue San Ignacio Guazú, a fines de 1609, a la que siguieron Encarnación de Itapúa, Concepción, San Nicolás, San Javier y Yapeyú, entre otras.

Enfrentando dificultades en las misiones

Las misiones fundadas en el antiguo territorio paraguayo debieron enfrentar una gran dificultad, el ataque de los bandeirantes o paulistas provenientes de las colonias portuguesas en América —actualmente Brasil— y que, varias veces, incursionaron sobre las misiones y llevaron cautivos a muchos indígenas para que trabajen como esclavos en las plantaciones de caña de azúcar. Los jesuitas no dudaron en organizarse militarmente con los indígenas de las misiones, quienes armas en mano se defendieron varias veces de los ataques.

Esta situación obligó a trasladar las reducciones más al sur. Tal fue el caso de Villarrica del Espíritu Santo, que se fundó originariamente mucho más al este, y hoy se encuentra en la capital del Guairá, por ello se la ha denominado popularmente «la ciudad viajera».

Los pueblos de las misiones y las ruinas jesuíticas

Lo que en el pasado constituyó la provincia jesuítica del Paraguay —territorio que ocupaba gran parte de la región oriental del Paraguay, suroeste de Brasil y noreste de Argentina— cuenta hasta la actualidad con las ruinas de lo que fueron las misiones, como las de Trinidad y Jesús en Paraguay. Actualmente son consideradas patrimonio de la humanidad.

Actividad

Amplia tu conocimiento.

Navega por internet y encuentra el mapa de la provincia jesuítica del Paraguay. Identifica en él a los pueblos que forman parte del legado jesuítico de nuestro país.

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