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Los mitos encarnan unos fenómenos fundamentales de la vida: el amor, la muerte, el tiempo... y ciertos fenómenos, con el mismo valor de símbolos: bosques, tormentas..., cualquiera que sea la civilización considerada.
El término mitología se suele usar más frecuentemente para referirse a las religiones fundadas por sociedades antiguas, como la griega, la romana y la escandinava. Del mismo modo, ello también sucede al analizar las mitologías de los pueblos indígenas (por ejemplo, de América del Sur), en los que se pueden observar casos en que aún se profesan las religiones nativas.
De acuerdo con la memoria colectiva, la justificación mitológica apunta a asociar el castigo a las siete penas que marcan a la humanidad: el miedo, el dolor, el llanto, el hambre, la sed, la enfermedad y la muerte.
Vaya como ejemplo esta “historia” perteneciente al rico acervo guaraní.
Como castigo a las acciones de Tau, Angatupyry condena a la pareja que formaron Tau y Kerana a parir monstruos. Así nacen los siete monstruos de la mitología guaraní: Teju Jagua, Mbói Tu’î, Moñái, Jasy Jatere, Kurupi, Ao Ao y finalmente Luisón. Todos ellos nacidos de forma prematura (a los siete meses).
Sostiene la leyenda que al nacer el último hijo apareció en el cielo una señal de advertencia para que los hombres se cuidaran de estos engendros: las Pléyades. (Se destaca en esta justificación la incorporación del número siete con valor cabalístico).
Aunque normalmente mucha gente relaciona a la mitología con culturas antiguas o religiones, no siempre es así. Por ejemplo, series de televisión, libros e historietas, y juegos de roles entre otros, que logran formar un universo ficticio propio, adquieren componentes mitológicos muy importantes que incluso, a veces, pueden llegar a dar lugar a profundos y complicados sistemas filosóficos. Un ejemplo excelente de este tipo de mitología es la desarrollada por J. R. R. Tolkien en sus libros, principalmente en El señor de los anillos, a la que él denominó legendarium. Otros ejemplos que se pueden mencionar son los mundos ficticios creados por novelas, o películas como Star Wars (La guerra de las galaxias), la serie Avatar: la leyenda de Aang. También se incluyen en este grupo las sagas de acción como las películas de James Bond, el Agente 007, El Padrino, Rocky, Rambo, entre las más vistas. En el campo nacional nuestro, la serie televisiva de Sombras en la noche, por ejemplo.
Algunos críticos opinan que por el hecho de que los personajes principales y los ciclos de historias de las narraciones modernas no sean de dominio público, las leyes sobre derechos de autor impiden a los autores independientes continuar ciclos de historias modernas, evitando que dichas sagas de personajes compartan algunas de las características esenciales de las mitologías; por lo menos, hasta que se cumpla el plazo de derechos de autor y pasen a ser de dominio público. A pesar de eso, los propietarios de los derechos de autor en ocasiones continúan las historias con otros autores, como es el caso de personajes como Tarzán y algunas conocidas novelas, o los cómics de superhéroes, la mayoría de los cuales han tenido docenas de autores.
Mitos para reflexionar
¿Por qué reflexionar hoy sobre mitología? ¿Qué sentido tienen estas fantasiosas historias de dioses, de antiguas leyendas, de historias curiosas o desbordantes de hazañas extraordinarias? Más allá del valor literario, estético o incluso lúdico, la mitología es una herramienta simbólica cuya interpretación y sentido puede cobrar una insospechada vigencia.
La ambigüedad del discurso mítico, a diferencia de la fábula, propone una lectura alegórica mucho más difícil de objetivar. Pero esta aparente dificultad de interpretación es simultáneamente una gran oportunidad a la hora de proponer una instancia de reflexión.
La mitología convoca a la fantasía sin un ápice de gratuidad, muy por el contrario, explora emociones y conflictos arquetípicos que vuelven a nosotros, una y otra vez. Por ello continúan siendo atractivos los relatos míticos. La actualidad de lo mítico está inscripta en su mismo formato.
Las historias mitológicas pueden ser utilizadas como recursos didácticos que nos permitirán abordar aspectos tales como la educación en valores, el autoconocimiento o las relaciones interpersonales, promoviendo climas de reflexión en los más diversos ámbitos. Porque, justamente, la flexibilidad y la universalidad de la significación mítica posibilitan un muy amplio margen de aplicación.
Los siete mitos religiosos
Los mitos florecen en todo tiempo. Se expanden y se contagian rápidamente, son difíciles de anular y raramente podrán ser rechazados. Una vez que se han repetido mil veces se impone creer en ellos, elevándolos a la categoría de dogmas.
Repasamos los siete mitos de la religión católica apostólica y romana.
Mito 1: Adorar a Dios como Ser único e irreemplazable.
Mito 2: Acudir directamente a Dios.
Mito 3: Creer enla Iglesiay seguir sus enseñanzas.
Mito 4: Interpretar correctamentela Biblia.
Mito 5: Ayudar al prójimo.
Mito 6: Creer en la verdad absoluta que ofrecela Iglesia.
Mito 7: Educar la conciencia humana.
Actividad
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