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Las tarjetas son, en la actualidad, el elemento más utilizado para realizar las compras, el sustituto del dinero. Al mismo tiempo de facilitar las operaciones, lastimosamente, también tienden a facilitar el aumento de las deudas de sus poseedores.
Se dispone de una tarjeta de crédito cuando alguna institución financiera o cooperativa otorga un préstamo al poseedor, por un monto determinado. Este préstamo, puesto a disposición del cliente, puede ser utilizado mediante el uso de la tarjeta de crédito. Es decir, el banco entrega a su cliente una tarjeta con una línea de crédito de, por ejemplo, G. 1 000 000. Ello implica que este cliente puede comprar pagando con su tarjeta de crédito hasta completar esa suma. Al ser un préstamo, periódicamente debe devolver al banco el mismo importe que utilizó en el mes, ya sea parcial o totalmente. Además del importe que usó debe abonar los intereses correspondientes.
Es en este punto en el que el uso de las tarjetas puede tornarse complicado. Si no se abona la totalidad de lo utilizado en el mes y al mes siguiente se vuelve a utilizar la tarjeta, los montos van acumulándose y con ellos los intereses a abonar. Si se llega a un punto en el que los ingresos del usuario de la tarjeta son insuficientes para pagar toda la deuda, los intereses se van acumulando y crean un gran desequilibrio financiero que tarda mucho tiempo en corregirse, afectando así la posibilidad de contar con nuevos créditos.
Se debe entender que las tarjetas de crédito están para facilitar las transacciones, evitar llevar dinero en efectivo y controlar mejor los gastos realizados. Si no se lo considera de esta forma, sino como una opción para comprar a crédito, sin tener el dinero suficiente para devolver el importe en el tiempo indicado, se transforma en una carga financiera importante.
En los últimos tiempos, el uso de las tarjetas fue un tema muy presente en las noticias de nuestro país. Ello se debió a la tasa de interés que usualmente se aplica al uso de las mismas. Por lo general, las tasas aplicadas son las más altas del conjunto de préstamos que ofrecen las entidades financieras. Si tenemos en cuenta la facilidad que ofrecen para realizar las transacciones, resulta muy simple recurrir a ellas ante cualquier oportunidad de compra, con un efecto que podría ser desfavorable a la economía familiar.
Para recordar
Las tarjetas de crédito otorgan una gran facilidad; para que se transforme en una ventaja, es necesario que la utilización se realice en forma consciente, asegurando siempre que se contará con los recursos para la devolución de los fondos utilizados en la fecha de vencimiento.