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Si un niño presenta dificultades en su evolución física —ya sea por enfermedades de la madre durante el embarazo, nacimiento prematuro—, puede tener problemas en su evolución psicomotriz (retraso en deambulación, lenguaje, control de esfínteres). Este avance puede verse comprometido si aparecen deficiencias sensoriales (auditivas, sensoriales) o dificultades neurológicas. Cuando las enfermedades son largas o frecuentes, se relacionan con una posible debilidad física y ausentismo en la escuela. Si hay mala nutrición o falta de descanso nocturno, se observa falta de vitalidad, de atención, desinterés, violencia.
Todos los factores se interconectan y tienen su cuota de incidencia en el ámbito escolar. Por ejemplo, para el buen aprendizaje de la lectoescritura se requiere que el niño tenga una evolución psicomotriz determinada, sin dificultades visoauditivas relevantes, interés por aprender, capacidad intelectual, personalidad y actitud positiva.
Que familia y escuela definan pautas de referencia que guíen al niño hacia una estabilidad personal-emocional para la toma de decisiones a lo largo de su vida futura es muy importante. La familia cumple un rol trascendental con la personalidad y estabilidad emocional de los padres, la dedicación a los hijos, la escala de valores; son aspectos que medirán las interacciones dentro de la familia determinando el contexto en que se mueve el niño. El hijo debe sentir el amor para poder superar cualquier obstáculo en su etapa infantojuvenil.
Las interacciones se plantean en la escuela con educadores, medios y un modelo educativo; familia con la escala de valores; individuales con la evolución física y salud para el aprendizaje.
ACTIVIDADES
1. Acompañar tareas escolares
2. Realizar control médico, psicológico, odontológico
3. Buena comunicación hogar-escuela
4. Participar en la toma de decisiones
5. Fomentar la recreación.