Las fronteras necesarias (2)

Los padres que dicen no querer reprimir a sus hijos, en realidad no se sienten seguros ni saben cómo poner funcionalmente los límites necesarios.

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Cuando los límites se ponen con oportunidad, argumentos, suavidad, firmeza y con presencia de los padres tendrán autoridad.

Serán agricultores y jardineros que podan amorosamente para que la planta crezca con vigor, concentrando su savia en la maduración de un ser autónomo, seguro de sí, con referencias claras del mundo en el que vive, sin falsas creencias acerca de «libertades absolutas» que devienen luego en tragedias.

El verdadero niño interior que los adultos solemos llevar adentro, sostiene la sicóloga Alice Miller, nada tiene que ver con las idílicas figuras del new age a las que quedó adherido ese concepto. No representa nuestra pureza e inocencia eterna, sino que es aquella que parte de nosotros, lo que, de alguna manera, quedó atrasado en su crecimiento, porque durante nuestra infancia se nos manipuló y postergó, o no se nos miró o registró como a quienes éramos de verdad, y así se nos descalificó con palabras y hechos.

El amor malentendido que se guarece detrás de la ausencia de los límites, deja a los niños huérfanos de eso que ellos esperan de los adultos en quienes confían y quienes aman. Los niños necesitan la brújula, el faro, la indicación de por dónde continuar y por dónde no. La ausencia de límites es, desde esta perspectiva, una forma de maltrato. En lugar de moretones visibles en la piel, deja importantes huecos en la personalidad del niño.

Los padres que no ponen límites cuando se debería de ponerlos creen que están educando personas demócratas, pero terminan produciendo dictadores.

Uno de los mayores peligros verificables de la relación de padres e hijos es la promoción del placer sin límites, el individualismo o la potencia infantil.

«Es así que los hijos reciben todo lo que quieren, nadie les dice que no, nadie pone límites a sus impulsos ni orienta sus energías en direcciones creativas o fructíferas», explica Aldo Naouri, psicopediatra infantil francés.

Para recordar

La vida implica frustraciones, y enseñar a tolerarlas es tarea de los padres.

Fuentes

Salvar la vida por tu propio bien. Alice Miller. Ed. Tusquets. Barcelona. 2006.

¿Quién educa a nuestros hijos? Sergio Synai. Buenos Aires. 2012.

Recuperados de: http://www.lanacion.com.ar/1156030-los-padres-que-no-saben-poner-limites-producen-dictadores

Actividad

Responde.

a. ¿Tu niño interior impide poner límites a tus hijos?

b. ¿Cuáles son los límites que tienen tus hijos?

c. ¿Propicias la relación del placer sin límites con tus hijos?

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