Las drogas y el cerebro del adolescente

La adolescencia se caracteriza como una etapa de muchos cambios no solo físicos, sino también emocionales y sociales. Consumir sustancias en este periodo conlleva a consecuencias diferentes a otras etapas de la vida como, por ejemplo, en la adultez.

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Como sabemos, la adolescencia es un periodo de cambios marcados y el uso de sustancias, ya sean legales —como el tabaco y el alcohol— o ilegales —como la marihuana o la cocaína— agregan un factor de riesgo a este desarrollo desde ya difícil.

Durante la adolescencia, el cerebro experimenta cambios en su estructura y en los procesos de búsqueda y recompensa (circuitos que son muy sensibles al consumo de drogas).

Así como existen leyes que prohíben el consumo de drogas a menores de edad para intentar «proteger» el cerebro de los niños y adolescentes, las escuelas y las familias tienen un papel importante a la hora de prevenir el consumo de drogas.

Pensar que consumir sustancias en esta etapa no tiene consecuencias es una ilusión. La realidad es que tiene un gran impacto, y las culturas o ideologías del ambiente en los que crece el adolescente no pueden modificar dicha realidad.

Hay que tener en mente, cuando se habla del impacto de las drogas en el cerebro, que cada individuo tiene un nivel de afección distinto y el daño es relativo a la capacidad de cada persona. Por ejemplo, si las consecuencias del consumo las padece un futuro cocinero, el deterioro será menos grave que si las padece un neurocirujano. Por lo que es muy difícil poder decir con exactitud cuál es el daño de las drogas sobre el cerebro. Sin embargo, lo que es claro es que el cerebro del consumidor sufrirá algún impacto por el efecto de las drogas consumidas.

Otro fenómeno que se da en los adolescentes, y que se confunde con esta etapa, es que las actividades y el nivel de responsabilidad comienzan a disminuir. Al inicio, estos cambios pasan como desgano o desmotivación y pueden pasar desapercibidas o interpretadas como conductas comunes de los adolescentes.

En las personas que consumen marihuana es común el hecho de que se alteran todas las etapas de la memoria. Otras variaciones frecuentes son la percepción del tiempo, espacio y el sentido de uno mismo. A menor edad de consumo, mayores son las consecuencias sobre el cerebro y, probablemente, estas sean más persistentes (más allá de la intoxicación aguda).

Los estudios coinciden en que si el consumo es antes de los 17 años las alteraciones de la memoria persisten por mucho más tiempo. Y esto se observa en una pobre trayectoria educativa, accidentes de tránsito y en algunas personas también puede haber cambios del estado de ánimo.

Con relación al alcohol, también se observa un deterioro de las funciones cognitivas como en la marihuana, y esto depende de la cantidad del tipo de bebida, edad, altura, sexo y otros factores. Si la edad de inicio de consumo es muy temprana, hay mayor probabilidad de desarrollar dependencia. Otro efecto que tiene el alcohol en los jóvenes es el de los «apagones», que son episodios de pérdida de la memoria con muchas consecuencias sociales y emocionales, y no se relacionan a dependencia.

Actividad

Contesta.

1. ¿Qué importancia tiene la familia en la prevención del consumo de drogas en los adolescentes?

2. ¿Qué problemas pueden observarse en los jóvenes que consumen alcohol y marihuana?

Fuentes

1. GOMEZ PEREIRO, C. (2010). Manual de adicciones para médicos especialistas en formación; Socidrogalcohol.

2. SEREBRISKY, D. (2015) .Trastornos por sustancias en poblaciones especiales. Bs. As. Ed. Sciens.

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