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Son el tipo de organización solidaria más difundida en nuestro país. Cuando las personas piensan en formar una cooperativa, generalmente lo hacen pensando en contar con un sitio en el cual obtener préstamos de fácil acceso y con tasas más ventajosas que las entidades financieras. Así es como se forman las cooperativas de ahorro y crédito.
En estas cooperativas el objetivo es ofrecer a los asociados préstamos a bajas tasas de interés y con exigencias acordes a los mismos. Para poder contar con fondos a prestar, primero se van acumulando los fondos aportados por los asociados por un buen tiempo, desde la fundación de la cooperativa hasta disponer de una cantidad suficiente, de manera que varios asociados puedan acceder a los préstamos. Cuando este objetivo es logrado se empiezan a conceder los créditos.
Posteriormente, cuando la cooperativa va aumentando las operaciones y se gana la confianza de los asociados por su buen trabajo y organización, también empiezan a recibir depósitos de ahorros de los mismos. Esto hace que haya más fondos disponibles para prestar y la cooperativa vaya creciendo.
La honestidad, transparencia y buena organización en la administración son de gran importancia para lograr esa confianza de los asociados, que hará que realicen sus operaciones con la cooperativa. Los depósitos de ahorros que se reciban en la cooperativa serán los que se pondrán a disposición de los que necesiten los préstamos, y si los asociados no confían en la cooperativa, difícilmente querrán ahorrar ahí.
Asimismo, los asociados también deben demostrar honestidad y responsabilidad en cumplir con las obligaciones, tanto en lo referente al pago puntual de las aportaciones, como las cuotas de los préstamos. Deben tener presente que los fondos que obtuvieron fueron aportados o depositados por otros asociados, y devolviéndolos en fecha estarán disponibles a su vez, para otros que puedan necesitarlos.
Las cooperativas de ahorro y crédito, si bien reciben ahorros de sus asociados que luego ponen a disposición de otros asociados, son diferentes a las entidades financieras que realizan una actividad similar. En las cooperativas los dueños son los asociados. Las tasas que se aplican son más ventajosas y las condiciones más favorables porque su objetivo como empresa no es la obtención de ganancias. Luego, los resultados económicos por las actividades son distribuidas entre los mismos asociados. Estas son grandes diferencias que permiten a las personas de todos los niveles socioeconómicos obtener recursos para realizar sus emprendimientos o mejorar sus condiciones de vida.