Cargando...
La tuberculosis (TB) es uno de los principales asesinos infecciosos en la actualidad. El agente causal está en el aire y puede afectar a cualquiera de nosotros. Los impactos sociales y económicos son devastadores, incluidos la pobreza, el estigma y la discriminación. Esta enfermedad es curable y prevenible, sin embargo, las acciones e inversiones globales están muy lejos de las necesarias para acabar con la epidemia mundial de tuberculosis.
Compartimos una de las historias de sobrevivientes de TB. Ellos han experimentado los efectos secundarios de la medicación, las dificultades para someterse a un tratamiento, el impacto mental y psicológico, y desean aumentar la conciencia sobre esta enfermedad, incluida la importancia de hacerse la prueba y cumplir el tratamiento.
Sus voces brindan perspectivas importantes y son una herramienta poderosa de promoción para acelerar la respuesta a la TB y llegar a todas las personas vulnerables con prevención y atención.
¡Vivamos sin tuberculosis!
Mi nombre es Sophia, soy namibiana, tengo 34 años y soy sobreviviente de tuberculosis (TB).
Hace unos años, me mudé a Windhoek para buscar trabajo. Poco después, me di cuenta de que no me sentía bien. Me dolía el pecho, tosía mucho y no tenía apetito, así que fui al hospital donde me hicieron una prueba de esputo. Me dieron medicamentos y me enviaron a casa, pero después de una semana regresé al hospital porque no estaba mejorando.
Finalmente, los médicos me enviaron para una radiografía y poco después me dijeron que tenía tuberculosis. Quedé impactada. No pude entender cómo me habían infectado y les dije que no bebía ni fumaba. Me explicaron que la TB se transmite por el aire y puede afectar a cualquiera de nosotros, en cualquier lugar, y que tenía que acudir al centro más cercano para comenzar el tratamiento.
Me asusté cuando descubrí que el tratamiento de la tuberculosis, generalmente, dura seis meses porque lo sentía como un tiempo muy largo. Cuando comencé a tomar medicamentos, vomitaba cada vez que me tragaba una píldora porque estaba con el estómago vacío. No tenía apetito. En la clínica me dieron comida, como puré de papas, que me ayudó a tomar los medicamentos.
Cuando completé mi tratamiento y me recuperé completamente, decidí hacerme voluntaria e iba todos los días al centro de salud para cultivar el jardín. Después de un tiempo, me pidieron que me hiciera partidario del centro DOT (siglas en inglés: observación directa del tratamiento), y durante los últimos dos años he estado ayudando a pacientes de TB con visitas periódicas de casa en casa para asegurar que completen su tratamiento. También educo a miembros de la familia y sus comunidades sobre la tuberculosis.
Actividades
1.Investiga sobre los síntomas de la tuberculosis.
2.Comparte la información con tus compañeros y amigos.
3.Practica los hábitos de higiene para evitar contagios.
4.Averigua, ¿cuál es el nombre de la vacuna contra la tuberculosis que se aplica al recién nacido?
Fuentes: https://bit.ly/2GULUOy, https://bit.ly/2n0zisl Traducido y adaptado por Paulina Gamarra.