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A partir del siglo XIX se descubrieron numerosos elementos y fueron estudiándose sus propiedades. A medida que se sabía más sobre ellos fue evidenciándose que existían características comunes entre algunos de ellos.
Fue Berzelius, un químico sueco, el primero que intentó ordenar de algún modo los elementos conocidos hasta ese entonces. Lo hizo por orden alfabético e incluyó sus respectivos pesos atómicos. Este ordenamiento no resultó atrayente ni funcional para los científicos de la época.
En el año 1869, Mendeleiev, de origen ruso, comenzó a clasificar los 63 elementos conocidos en una especie de tabla y el criterio de ordenación fue el peso atómico. Buscando que la clasificación reflejara comportamientos parecidos entre los elementos, fue creando columnas con aquellos que tenían las mismas propiedades y dejó huecos para los elementos aún no descubiertos hasta ese momento.
De esa manera, en la tabla actual existen clasificados unos 113 elementos, ubicados por número atómico creciente. El número atómico es la cantidad de protones que presenta el elemento. La tabla periódica es como una cuadrícula en la cual se distinguen divisiones horizontales y verticales. Las divisiones horizontales se denominan períodos y son 7. Las divisiones verticales son los grupos y existen 18 en la tabla.
Los elementos químicos se representan en la tabla por medio de los símbolos que tienen valor universal. Es una letra mayúscula o una mayúscula seguida de una minúscula. Son abreviaturas de los nombres de los elementos.
La masa atómica, el peso atómico, el símbolo, la valencia y otras propiedades más se encuentran en la tabla periódica de los elementos.
Cabe destacar que en la parte inferior de la tabla están ubicados los lantánidos o serie del lantano, 15 elementos pertenecientes al período 6 y otros 15 conocidos como los actínidos o serie del actinio, del período 7 con el fin de que la apariencia de la tabla sea más compacta. Si se colocaran con los demás, en el bloque general, la tabla sería considerablemente más ancha.
¿Sabías que…
Los símbolos de algunos elementos derivan de su nombre en latín como la plata o argentum (Ag), el hierro o ferrum (Fe), el mercurio o hidrargerium (Hg), el sodio o natrium (Na), el azufre o sulfurum (S).