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La Navidad y el Año Nuevo son dos celebraciones con las que cerramos el año y constituyen fechas muy importantes que festejamos con la familia y los amigos. Es un tiempo ideal para olvidar los rencores, reforzar los vínculos de afecto, trazar nuevas metas para el año que se inicia, practicar la solidaridad y la generosidad con quienes tienen menos que nosotros y compartir tiempo con las personas que amamos.
Pero al mismo tiempo, este periodo se caracteriza por las compras, en muchas ocasiones, compulsivas y, también, los excesos en las comidas y bebidas, el derroche y la ostentación.
Otro hecho que caracteriza a estas fiestas es el uso de fuegos artificiales, petardos y bombas como forma de festejo. El uso de estos elementos comienza unos días antes de las fiestas, de forma esporádica, por parte de los niños y alcanza su máxima expresión en la Nochebuena y la víspera de Año Nuevo en la que niños y adultos los usan por igual.
Los fuegos artificiales son llamativos por el ruido, luminosidad y colores que generan, y son usados desde hace más de 2000 años. Aunque se haya avanzado mucho en su elaboración siendo cada vez más espectaculares, se sigue usando la formula básica para fabricarlos: la pólvora, mezcla química responsable de las explosiones.
Si bien constituyen un elemento infaltable en las celebraciones de fin de año y otros festejos, deben usarse con mucho cuidado, pues cada año se producen cientos de accidentes debido al uso o a las malas condiciones de almacenamiento de los mismos. Los daños provocados por los fuegos artificiales o pirotécnicos van desde lesiones leves que son tratadas en la casa hasta las muy graves, como las amputaciones de los dedos o las extremidades, pasando por quemaduras de diversos grados y daño acústico debido a la intensidad del sonido que puede provocar sordera temporal o definitiva.
Para evitar daños a causa de los fuegos artificiales o pirotécnicos se recomienda:
- Que su uso sea exclusivo de los adultos. Los niños pueden usarlo, pero con supervisión de un adulto.
- Almacenarlos en un lugar fresco y alejado de las fuentes de calor.
- No colocarlos dentro de botellas o latas.
- No mantenerlos dentro de los bolsillos.
- No hacerlos explotar cerca de los vehículos.