La morosidad en los préstamos

Dejar de pagar un préstamo nunca es la solución a una dificultad de falta de dinero, sino más bien, el inicio de problemas que pueden afectar seriamente a largo plazo.

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Cuando las personas dejan de pagar sus préstamos o lo posponen hasta días después del vencimiento establecido, se dice que están en situación de mora. La morosidad es el conjunto de los préstamos que están sin ser pagados por quienes lo solicitaron en una entidad financiera.

Los cambios en la situación económica pueden ocurrir en el momento menos esperado, y una adecuada gestión de tal situación posibilita que el problema no se traslade a otros aspectos sociales o profesionales de las mismas.

Lo mejor es anticiparse al problema. Si surgen dudas sobre las posibilidades futuras de seguir pagando puntualmente un préstamo o si la imposibilidad ya es una realidad, el camino a seguir es concurrir a la entidad de la que se prestó el dinero, a fin de presentar la situación y juntos buscar las mejores alternativas para cumplir con las obligaciones en un plazo razonable.

El peor camino es ignorar la situación y esperar que la entidad se dé cuenta por sí misma y empiece con los requerimientos de pago. Este hecho implicará por un lado, tener que pagar costos adicionales por llamados telefónicos, notas de requerimiento y hasta trámites de abogados y juicio, si transcurre demasiado tiempo sin abonar la cuenta. Además, el atraso genera intereses adicionales y multas por la cuota no pagada. Y, por otro lado, también implicará la formación de antecedentes negativos de cumplimiento de pagos, los que serán considerados por otras entidades que otorgan créditos y que podrían negar futuros préstamos atendiendo a los antecedentes.

Una entidad financiera tiene entre sus principales intereses que los préstamos que haya concedido le sean devueltos. Por tanto, siempre estarán interesados en encontrar alternativas de solución para los que por alguna razón se encuentran imposibilitados de seguir pagando puntualmente. En tal sentido, propondrán la refinanciación de la deuda, ya sea alargando el plazo para el pago, reduciendo el monto de las cuotas o, incluso, estableciendo nuevas formas de pago. Pero para todo esto es fundamental que el prestatario indique cuál es su situación a fin de encontrar la mejor opción a ser aplicada.

La dificultad que impide cumplir con el pago de los préstamos en el plazo establecido tenderá a solucionarse en la medida en que los gastos se vayan ajustando a los ingresos. Sin embargo, una mala gestión de la situación por ignorar el problema y no buscar soluciones puede afectar los antecedentes crediticios y dificultar el acceso a nuevos créditos una vez que se haya superado la dificultad.

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