La inmunidad

El ser humano, desde el momento del nacimiento, se halla expuesto a numerosos y variados agentes infecciosos capaces de causarle enfermedades de diversa índole, pero también tiene un sistema de defensa contra dichos agentes.

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A pesar de que en el ambiente en el que nos desenvolvemos existen muchas noxas, las enfermedades se presentan solo ocasionalmente debido a que nuestro sistema inmunológico nos protege de las mismas. Esos agentes biológicos constituyen antígenos, elementos nocivos neutralizados por medio de la producción de anticuerpos dentro del cuerpo.

La inmunidad es la resistencia que presenta un organismo ante una enfermedad. También puede definirse como un mecanismo de defensa frente a las enfermedades infecciosas, que va adquiriéndose y perfeccionándose a lo largo de la vida.

La inmunidad innata es inespecífica y son los mecanismos que nos protegen contra los antígenos de manera general. Está dada por las barreras que impiden que las noxas biológicas ingresen al cuerpo (piel, mucosas y sus productos de secreción).

La inmunidad adquirida es específica porque brinda protección contra noxas concretas a las que estuvimos expuestos en algún momento y el cuerpo elabora anticuerpos contra ellas. La inmunidad adquirida puede ser natural y artificial.

Los mecanismos de protección se activan espontáneamente en la inmunidad natural, la cual puede ser pasiva o activa. Los antígenos que el bebé recibe de la madre durante la gestación a través de la placenta o en los primeros meses de vida a través de la leche materna constituyen los mecanismos de la inmunidad pasiva, mientras que la inmunidad activa se adquiere luego de haber sufrido una enfermedad, pues el cuerpo produjo anticuerpos específicos que protegen de manera temporal o definitiva contra ese agente causal.

En la inmunidad artificial la protección se adquiere por procesos llevados a cabo intencionalmente. En la inmunidad pasiva se introducen en el organismo anticuerpos ya elaborados contenidos en un suero, que brindarán protección durante semanas o meses, en cambio, en la inmunidad activa se introducen los antígenos contenidos en una vacuna, de modo que sea el organismo el que produzca los anticuerpos contra los mismos y, de esa manera, se logra protección duradera.

Fuentes: https://books.google.com.py, http://recursos.cnice.mec.es

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