En la anterior edición, iniciamos el análisis de los tipos de identidades no étnicas, desarrollamos la identidad regional y de género; en la presente entrega, continuamos con los tipos de identidades no étnicas: identidad laboral, identidad positiva, identidad política, identidad profesional, identidad lúdica, identidad de clase, identidad religiosa e identidad colectiva.


TIPOS DE IDENTIDADES NO ÉTNICAS:

IDENTIDAD LABORAL: Es una parte de la personalidad que hace referencia directa a ¿quién soy, y qué hago?, es decir, se refiere a lo singular, pero se opera en el orden del relacionamiento con los demás.


IDENTIDAD POSITIVA: Hablamos de una identidad positiva, cuando los valores propios de una cultura están enraizados en los miembros, creando en ellos el sentido de pertenencia a su nación, en otras palabras, abarca todo los que les identifica como pertenecientes a una cultura específica: me siento paraguaya practicando y defendiendo mis tradiciones y costumbres. Hay identidad negativa, cuando lo externo, las tradiciones y costumbres de otro país invaden a la persona, y eso le impide valorar la forma de ser de su propio país o su cultura.


IDENTIDAD POLÍTICA: Hablamos de identidad política cuando el individuo se identifica con una cultura política determinada de la sociedad a la que pertenece. Un ejemplo de identidad política se puede observar cuando las personas se identifican con cierta corriente partidaria y surge en ellos el fanatismo, lo cual es negativo, porque les enceguece e impide aceptar otras formas de pensar. Lo ideal es que la identidad política de la persona la lleve a identificarse en forma positiva con un ideal que permita contribuir al engrandecimiento y progreso del país.


IDENTIDAD PROFESIONAL: Este tipo de identidad es resultante de un proceso permanente de interacciones con otros; es concebida como una entidad individual que se construye en relación con un espacio de trabajo y a un grupo profesional determinado. Es el resultado de relaciones complejas.


IDENTIDAD LÚDICA: Sería imposible imaginar la cultura humana sin un componente lúdico. Tal es la importancia que el juego tiene en las actividades del ser humano, que existe una “identidad lúdica”, la que se origina cuando la persona logra caracterizarse por un determinado juego. Dicha identidad depende del tipo de personalidad y la cultura en la que se desarrolla la persona.


IDENTIDAD DE CLASE: Las personas, a veces, no se adaptan a su clase social y llegan al extremo de rebelarse o sentir rabia hacia ella; un ejemplo común de ello se da en el caso de la clase baja que no se identifica con su clase.


IDENTIDAD RELIGIOSA: La religión nace de una necesidad básica del ser humano, de su pregunta existencial, es decir, de dónde venimos y quién está en el origen de todo. No existe cultura que no posea una religión, no hay nación o pueblo que no venere a un Dios. La identidad religiosa permite establecer lazos de unión con lo divino; esto se realiza a través de ritos, gestos, palabras, etc.


IDENTIDAD COLECTIVA: Se la considera un estado de conciencia o el sentimiento de pertenecer a un grupo de personas o clase social que reconocen y expresan su pertenencia a dicho grupo o clase que los acoge.