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Teniendo en cuenta la función social de la danza y el auge del arte profano durante el Renacimiento, es fácil imaginarse la importancia que adquirieron las colecciones de danzas a lo largo de todo el siglo XVI.
Los cortesanos descubrieron el baile de parejas y desarrollaron danzas con pasos estudiados. Comenzó así una diferenciación entre danzas folclóricas, cantadas, bailadas y de salón.
Esta costumbre social hizo que las piezas musicales utilizaran diferentes instrumentos.
En determinadas ocasiones, se aconsejaba qué danza bailar, según la hora del día, los conjuntos instrumentales más adecuados, los vestidos que debían vestir los caballeros y las damas. Asimismo, se estableció el tipo de danza para las personas mayores.
La danza vuelve a aparecer en la época de las grandes cortes renacentistas, donde siempre está presente como un entretenimiento, durante los espectaculares encuentros que organizaban los señores por diversos motivos: políticos, matrimonios, como demostración de riqueza y de poder.
Las actividades se realizaban en las reales salas y en los jardines de los palacios. Saber danzar se volvió una cualidad necesaria y estaba unida a la educación de los nobles desde la infancia.
Se codificaron las cualidades del bailarín
• Medida, o sea, capacidad para medir el tiempo.
• Manera, consistente en la coordinación de los movimientos.
• Memoria o la capacidad para recordar lo aprendido.
• Partir del suelo, es decir, saber medir las distancias y el espacio para danzar.
• Aire, que es el modo de presentación en escena.
• Movimiento corporal, demostrado en el modo perfecto de danzar.
Luis XVI fue un apasionado de la danza y un buen bailarín.
La imprenta favoreció la difusión de algunas danzas:
• Pavana: Baile grupal, solemne, su nombre provino de la ciudad de Padua. Esta danza lenta y majestuosa sirvió de introducción a la suite orquestal alemana. Como danza, fue interpretada por una sola pareja; era improvisada, lo que permitía ornamentaciones de los pasos básicos. Tiempo lento binario.
• Gallarda: Se interpretaba después de la pavana, era una danza rápida de compás ternario. Su coreografía se caracteriza por los saltos y movimientos enérgicos de la pierna. Tiene un ritmo frenético, teniendo en cuenta que los trajes eran incómodos, las damas con corsés muy apretados bajo unos trajes de tejidos muy pesados, llenos de adornos y pedrerías y complementos poco cómodos, así como también lo eran los vestidos masculinos.