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Como sabemos, existía una cerámica indígena prehispánica. Las necesidades de la Colonia vieron en ella una posibilidad de resolver no pocos problemas prácticos, por lo que la antigua alfarería hubo de readaptarse a nuevas funciones y dejar otras. El resultado fue una nueva cerámica mestiza, de formas simples pero seguras, adecuadas a la concreta situación planteada por la Colonia.
FORMAS
Las antiguas formas indígenas consistían esencialmente en los yapepó (vasijas, ollas o urnas), los potes, escudillas o cazos, y los ñaẽ (fuentes y platos), afectados todos ellos a fines domésticos, ceremoniales y festivales.
La organización colonial requirió otros recipientes: jarros, cantarillas, vasos, botellones, tinajas, palanganas, etc.
Pero el aporte formal español no provino solamente de la necesidad de un reajuste a nuevas funciones, sino a la incorporación de motivos figurativos ausentes en la antigua cultura guaraní.
TÉCNICAS Y PROCEDIMIENTOS
Básicamente se mantienen las técnicas indígenas: el modelado a mano a partir del procedimiento denominado "colombín" (tira o cordón de barro que se va enrollando en espiral desde la base) y la utilización de hornos al aire libre. Se intensifica el uso del "engobe" que consiste en un lustre rojizo obtenido con óxido de hierro (itapytãnguý) que cubre el cacharro evitando su excesiva porosidad; además surge el fumigado para ennegrecer la cerámica.
También se mantiene la tradición indígena, según la cual la alfarería es una tarea exclusivamente de mujeres.
DECORACIÓN
La cerámica mestiza conserva casi todos los sistemas indígenas de decoración e incorpora otros.
Se siguen usando:
- El engobe, que en realidad no constituía para el indígena un elemento estrictamente decorativo, pero que llegó a representar una posibilidad ornamental desde los efectos estéticos que produce su desigual distribución sobre la vasija.
- La presión de los dedos o la uña sobre la masa aún húmeda produce efectos determinados: la impresión digital y la técnica unguicular, usadas hasta hoy para fines decorativos.
- Las incisiones y estrías, practicadas con un objeto punzante, eran conocidas por los guaraníes y siguieron siendo utilizadas como elementos ornamentales.
- El fumigado continúa hasta hoy como un efecto decorativo, así como el quemado, conseguido por la presión de un palito de tártago sobre la vasija aún caliente.
- Los relieves, que ya eran usados con fines decorativos en cierta cerámica indígena (por ejemplo, los yapepó culinarios chiriguano, entre otros), se mantuvieron, tendiendo a volverse figurativos.
Si bien las técnicas decorativas, en general, se mantuvieron, los motivos ornamentales fueron, en la cerámica criolla, suplantados por los de influencia hispánica. Así, la ornamentación abstracta y geometrizante de la cerámica guaraní cede casi absolutamente ante las pautas decorativas coloniales basadas en una figuración de lejana filiación barroca.
Los relieves toman formas humanas o animales.
Actualmente, la cerámica de tradición mestiza solo se produce en Tobatí y, especialmente, en Itá. Anteriormente se producía también en Areguá, Ypacaraí, Ypané, Yaguarón y Altos.
Fuente: Una interpretación de las artes visuales en el Paraguay. Ticio Escobar.
FORMAS
Las antiguas formas indígenas consistían esencialmente en los yapepó (vasijas, ollas o urnas), los potes, escudillas o cazos, y los ñaẽ (fuentes y platos), afectados todos ellos a fines domésticos, ceremoniales y festivales.
La organización colonial requirió otros recipientes: jarros, cantarillas, vasos, botellones, tinajas, palanganas, etc.
Pero el aporte formal español no provino solamente de la necesidad de un reajuste a nuevas funciones, sino a la incorporación de motivos figurativos ausentes en la antigua cultura guaraní.
TÉCNICAS Y PROCEDIMIENTOS
Básicamente se mantienen las técnicas indígenas: el modelado a mano a partir del procedimiento denominado "colombín" (tira o cordón de barro que se va enrollando en espiral desde la base) y la utilización de hornos al aire libre. Se intensifica el uso del "engobe" que consiste en un lustre rojizo obtenido con óxido de hierro (itapytãnguý) que cubre el cacharro evitando su excesiva porosidad; además surge el fumigado para ennegrecer la cerámica.
También se mantiene la tradición indígena, según la cual la alfarería es una tarea exclusivamente de mujeres.
DECORACIÓN
La cerámica mestiza conserva casi todos los sistemas indígenas de decoración e incorpora otros.
Se siguen usando:
- El engobe, que en realidad no constituía para el indígena un elemento estrictamente decorativo, pero que llegó a representar una posibilidad ornamental desde los efectos estéticos que produce su desigual distribución sobre la vasija.
- La presión de los dedos o la uña sobre la masa aún húmeda produce efectos determinados: la impresión digital y la técnica unguicular, usadas hasta hoy para fines decorativos.
- Las incisiones y estrías, practicadas con un objeto punzante, eran conocidas por los guaraníes y siguieron siendo utilizadas como elementos ornamentales.
- El fumigado continúa hasta hoy como un efecto decorativo, así como el quemado, conseguido por la presión de un palito de tártago sobre la vasija aún caliente.
- Los relieves, que ya eran usados con fines decorativos en cierta cerámica indígena (por ejemplo, los yapepó culinarios chiriguano, entre otros), se mantuvieron, tendiendo a volverse figurativos.
Si bien las técnicas decorativas, en general, se mantuvieron, los motivos ornamentales fueron, en la cerámica criolla, suplantados por los de influencia hispánica. Así, la ornamentación abstracta y geometrizante de la cerámica guaraní cede casi absolutamente ante las pautas decorativas coloniales basadas en una figuración de lejana filiación barroca.
Los relieves toman formas humanas o animales.
Actualmente, la cerámica de tradición mestiza solo se produce en Tobatí y, especialmente, en Itá. Anteriormente se producía también en Areguá, Ypacaraí, Ypané, Yaguarón y Altos.
Fuente: Una interpretación de las artes visuales en el Paraguay. Ticio Escobar.